Política

AMLO y el robo de home

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En este espacio se ha cuestionado que el presidente Andrés Manuel López Obrador dedique tantas horas a las Mañaneras de lunes a viernes y gaste tanta energía en sus interminables giras de fin de semana. Ambas son actividades absorbentes que parecerían quitarle tiempo a la tarea esencial para la que fue elegido: gobernar. Sobre todo porque la frecuencia de estas dos actividades se antojan redundantes. Aparentemente cada gira es una calca de la anterior; recorridos por caminos secundarios seguidos de la inauguración o la revisión de una obra pública. Uno se preguntaría si era necesario visitar un centenar de clínicas y hospitales para tomar el pulso de lo que pasa en el sector salud o 24 giras a Oaxaca para entender qué sucede en esta región del sureste. Si consideramos que el tiempo del soberano es finito, cada una de estas giras tiene un “costo de oportunidad” por lo que deja de hacer en otras actividades de la gobernanza.

Y sin embargo, a la luz de los resultados políticos, luego de tres años, me vería obligado a revisar la crítica anterior. Las Mañaneras son en gran medida responsables de los niveles de aprobación de los que goza el mandatario; dos horas por día pueden ser muchas o pocas según se mire, pero es indudable que ayudan a definir el tono y el contenido de la conversación pública. La narrativa de AMLO ha predominado sobre la de sus rivales políticos, al menos en lo que toca a dos tercios de la población. Ello le ha permitido conseguir el bien más preciado en la agenda de cualquier gobernante: el apoyo popular.

Las giras obedecen a otro propósito, pero tienen también un impacto político apreciable. Por un lado, responden al impulso casi epidérmico de parte de López Obrador de estar en constante relación con el hombre y la mujer de a pie. Sus simpatizantes dirán que es una parte consustancial de su ética social. Sus críticos podrán atribuirlo a la necesidad que todo predicador tiene de hacerse oír y dejarse ver por su base. Lo cierto es que forma parte de su naturaleza y lo ha expresado desde los 24 años de edad cuando se fue a vivir entre los chontales, como uno más de ellos.

Pero estas giras tienen un efecto colateral, buscado o no, de enorme beneficio político. Gracias a ellas López Obrador se ha convertido, por mucho, en el Presidente de la República con mayor contacto personal con las autoridades regionales. Sea de la oposición o de su propio partido, cada gira supone una serie de reuniones públicas y/o privadas con el mandatario local, ceremonias y recorridos, acuerdos y conversaciones y, en muchos casos, comparecencias conjuntas en las Mañaneras itinerantes.

Incluso en el caso de gobernadores con los que ha tenido severos enfrentamientos, sean coyunturales o sistemáticos, como Javier Corral de Chihuahua, Enrique Alfaro de Jalisco o Francisco García Cabeza de Vaca de Tamaulipas (a quien el régimen federal ha intentado llevar a la cárcel), se han visto obligados por responsabilidad institucional y por necesidad administrativa-económica a departir una y otra vez con el Presidente. Y muchos de ellos han reconocido que en corto y lejos de micrófonos, el Presidente tiene oídos favorables a los proyectos de inversión pública que considera razonables o necesarios. Parecería que al margen de ideologías y de lo estrictamente político, AMLO entiende que por encima de las diferencias los distintos niveles de gobierno están obligados a cumplir con sus ciudadanos. O quizá simplemente predomina en él la sensación de que para los sonorenses o los yucatecos el Presidente es tanto o más importante que su gobernador, y que a ellos se debe.

El hecho es que los gobiernos más beligerantes han suavizado sus posiciones con tal de hacerse receptores de la ayuda federal; y los más participativos a convertirse en “colaboracionistas”, pertenezcan o no al bloque opositor. Gobernadores (algunos ahora ex gobernadores) de entidades en manos del PAN y del PRI han construido una relación amigable con el Presidente. Entre otros los de Sonora, Oaxaca, Estado de México, Nayarit, Sinaloa, Tlaxcala, Colima, Coahuila, Quintana Roo. Dos de ellos, como es sabido, han recibido invitaciones para integrarse al gobierno federal y el Presidente ha adelantado que no serán los únicos casos. Y se refiere a mandatarios que en teoría militan en la oposición.

Al principio del sexenio y tras el descalabro político del PRI y del PAN, particularmente de sus dirigencias nacionales, se dio por descontado que el principal factor de resistencia al obradorismo provendría del bloque de gobernadores opositores. Parecían los únicos con un poder efectivo con capacidad de oponerse al ejecutivo federal. Sin embargo, más allá de la intentona de conformar una Alianza Federalista en torno a una estrategia disidente para combatir el covid, tal bloque nunca llegó a consolidarse. Integrada por nueve mandatarios en su mejor momento, hoy es un mero membrete, ante el poco entusiasmo de varios de sus integrantes, más interesados en llevar en buenos términos su relación con Palacio Nacional que con sus correligionarios.

Hoy en día López Obrador ejerce la presidencia sin enfrentar una amenaza real de parte de la oposición. La explicación para la consolidación de tal poder político reside, en parte al menos, en el hecho de que invariablemente ha sido subestimado por sus críticos y rivales. Siguen creyendo en una supuesta rusticidad o provincialismo de este hombre, pese a que ha pasado más de la mitad de su vida en la capital, de la cual ya ha sido alcalde; piensan que vive en una realidad paralela y absurda, pero conoce el territorio y sus realidades mejor que cualquier político y ha logrado empatizar con más de la mitad de la población; mantienen la idea de que se trata de un político trasnochado, pero fue capaz de neutralizar la hostilidad de Trump para con México; le atribuyen una incultura que les avergüenza en un presidente, pero es autor de una veintena de libros. Prejuicios y simplismos en los que se han entretenido sus adversarios mientras él estaba dedicado a vencerlos en varios frentes, a robarles el home, para ponerlo en sus términos. El desmontaje de cualquier posible oposición desde los gobiernos estatales ha sido uno de estos frentes. 

@jorgezepedap

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Jorge Zepeda Patterson
  • Jorge Zepeda Patterson
  • Escritor y Periodista, Columnista en Notivox Diario todos los martes y jueves con "Pensándolo bien" / Autor de Amos de Mexico, Los Corruptores, Milena, Muerte Contrarreloj
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