Los plazos son fatales. Concluye el mandato de Rodrigo Medina. Una vez rendido su último informe sólo deberá esperar unos días para entregar los trastos al expectante Jaime Rodríguez.
Medina puede presumir de mantenerse hasta el final pese a todos los pronósticos. Terminan las nueve entradas, en lenguaje beisbolero. Le vaticinaban relevo cuando se le vino la metralla encima.
Le pegaban con todo y por todo y ni así lo sacaron. En su Sexto Informe de Gobierno definitivamente expondrá cada uno de sus logros, porque los tuvo, y muchos.
No valorados ni reconocidos en su justa dimensión por aquellos que afirman con marcado maniqueísmo:
"No hizo nada".
En su última exposición deberá ser contundente en sus argumentos. No para convencer, sino para dejar constancia clara y precisa de lo que se hizo.
Reconocer fallas y errores, aunque de estos, se encargarán otros en su tiempo.
A partir del 4 de octubre empieza el juicio de la historia que puede cambiar. Ya ven, Porfirio Díaz por un siglo fue traidor y dictador, hoy es héroe, hasta monumento le erigieron.
Veremos cómo y quién escribe la historia de Rodrigo Medina.