Apenas Jaime Rodríguez tomó protesta como gobernador del Estado, y comenzaron las especulaciones de los trabajos a desarrollar en el arranque del sexenio.
Mientras que en obra pública siguen y se terminan las que están en proceso y en seis meses no hay ninguna nueva, en los pasillos del Palacio de Gobierno se habló de otra cosa.
Apenas Jaime Rodríguez cambiaba la silla del Ejecutivo, porque no se va a sentar en la que ocupaba su antecesor, quienes asistieron murmuraban en las obras inmediatas a iniciar.
Increíblemente hubo coincidencia. Hay una obra que se debe reconsiderar, conseguir recursos de donde sea, pues se convierte en necesaria dada la política del nuevo gobierno independentista: el penal de Mina.
Porque si van a buscar en cajones y papeles, ¿en dónde van a meter a tantos? Preguntaban.
¡Ah, raza!