Es el segundo municipio de Durango en población, en economía y en la política estatal, sin embargo es de tercera el trato que recibe del gobierno de José Rosas Aispuro Torres que en sus dos primeros años de ejercicio ha dejado constancia de su inoperancia, de sus pobres reflejos y de su incapacidad para operar y consolidar proyectos de un buen gobierno.
Más allá de los fundamentos legales y ambientales, en La Laguna hay preocupación y disgusto contra el gobierno estatal por las resoluciones de dos jueces de Distrito que mandataron la suspensión de los trabajos de construcción de la fábrica de cianuro y de las obras del gasoducto ramal Dinamita, dos inversiones económicas detonantes del empleo y del desarrollo que hoy están paradas y en peligro de perderse por la falta de oficio y de sensibilidad en el gobierno estatal para anticiparse y atender conflictos de esta magnitud.
Por la excesiva demanda social, desde la administración pasada se construyó el Hospital de Especialidades de Gómez Palacio pero han pasado dos años de esta administración y a la fecha es incierta su apertura al público porque carece de equipo médico para brindar radioterapia a los pacientes con cáncer y como resultado de algunas modificaciones al proyecto original la Auditoría Superior de la Federación hizo observaciones puntuales y se inició una investigación para deslindar responsabilidades.
En la gestión de la obra pública, educación, transporte, seguridad pública y procuración de justicia, entre otros rubros el balance es deprimente y desolador, no se diga en la vertiente política donde la ciudadanía de la región emitió un voto de castigo contra los partidos tradicionales.
No hay justificación para que el gobernador excluya a Gómez Palacio de la integración de su gabinete. Rompió el compromiso de crear una secretaría en La Laguna y margina de su equipo a los gomezpalatinos. El hecho es un menosprecio al municipio y una falta de respeto a esta Comarca que contribuye en forma sustantiva al ingreso público de la entidad.