El pasado 1 de julio Morena fue una aplanadora conducida por AMLO que dejo aturdidos, confundidos y desesperados al PRI y al PAN, tal como los ve René Delgado “sin dirección, rumbo ni destino”. El naufragio no fue menor pero el calendario electoral no se detiene y la oposición de hoy para sobrevivir tiene que reinventarse para participar en las elecciones que vienen.
El próximo año habrá elección o reelección de los 39 ayuntamientos de Durango, un proceso que permitirá a los partidos y los candidatos que participen ganar o retroceder en la confianza ciudadana. Morena ¿repetirá el voto que lo llevó a ganar “carro completo” con las dos senadurías de mayoría, los cuatro distritos electorales federales y la mayoría del Congreso del Estado?, el PAN y el PRI ¿tendrán la solvencia, el tiempo y el carácter para reposicionarse en el ánimo de la ciudadanía duranguense?
El nuevo ingrediente de estos comicios es la lucha por la gubernatura que se resolverá en las urnas el primer domingo de julio de 2022. En política nunca se debe olvidar que no hay victorias ni derrotas para siempre. Viejos priistas aseguran que el error del PRI en 2016 fue ignorar las encuestas que colocaban a Leticia Herrera a la cabeza como aspirante a la gubernatura para imponer al candidato del gobernador Herrera Caldera.
Seguro que Morena jugará sus cartas en todos los municipios y luego buscará el gobierno del Estado. El senador José Ramón Enríquez obsesiona la gubernatura pero no termina de resolver sus pleitos con líderes panistas ni sus desencuentros con la ciudadanía que no le perdona su distancia con el gobernador ni por abandonar la alcaldía para ser candidato a legislador.
Leticia Herrera tendrá que contender de nuevo por la alcaldía de Gómez Palacio, ganar la elección, trabajar muy fuerte en la administración municipal y aplicarse al cien para convertirse en la legítima abanderada de una gran alianza estatal con la ciudadanía no partidista.
El desafío es inmenso y la ruta estará invadida de resistencias pero no será un sueño imposible.