Era el año 2016, a mediados para ser exactos. Una joven de 20 años aproximadamente, de quien omitiré sus datos generales, partió de su casa en Altamira a tomar sus clases en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en la Facultad de Derecho.
Era muy temprano, tenía sus materias desde las 7:00 de la mañana, entonces madrugó como cualquier otro día de la semana para tomar el transporte público.
Vestía como normalmente lo hacía, con jeans, su blusa y mochila. Decidió sentarse entre los penúltimos asientos del autobús.
En el recorrido la gente subía y bajaba. Hubo un momento en que el camión se llenó. Uno de los pasajeros quedó parado a su lado. Ella lo vio.
De repente la unidad se empezó a vaciar, aún no amanecía por completo, así que el pasillo estaba poco iluminado. El hombre ya no se sentó, se quedó de pie junto a ella. El trayecto fue incómodo porque el sujeto solía restregar por ratos su miembro en el hombro de la muchacha, con el movimiento brusco del camión como pretexto.
El cansancio fue mayor y la joven se quedó dormida, ya no pudo tener sus ojos abiertos, y a partir de ahí comenzó a incrementarse lo grotesco.
Por unos minutos ella se quedó completamente dormida, pero hubo un momento en que un olor nauseabundo la despertó definitivamente.
Con el olfato trata de buscar de dónde viene ese mal aroma, el cual detecta prácticamente en su hombro derecho. Se asusta.
Nota un brillo extraño en su blusa, en esa parte de su cuerpo; luego con su mano toca su hombro y siente una sustancia espesa, blancuzca, que empezaba a escurrirse por su brazo y quedó atrapada entre sus dedos.
Con un asco y ganas de vomitar, tuvo que aguantarse para no causar un desastre en el camión y como pudo tomó hojas de una de sus libretas y se limpió lo que tenía encima.
El hombre de plano eyaculó encima de ella mientras estaba dormida. Ya no supo en qué momento el sujeto se bajó de la unidad.
Llegó a la universidad y se bajó apresuradamente, muy asustada y confundida por lo que pasó. Se lo contó con lágrimas a sus amigas en el salón.
Así fue como un día normal de escuela se convirtió en una terrible experiencia, una de muchas que viven a diario las mujeres.
El terrible viaje de una joven a la escuela
- Empatía Popular
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Joaquín López
Tampico /