El dos de octubre de 1968 marca el quiebre del sistema político mexicano que se había estado consolidando al final de la revolución mexicana y la 4T significa la reivindicación de los jóvenes estudiantes asesinados.
México logra su independencia el 28 de septiembre de 1821 con los tratados de Córdova, pero la nación no puede consolidarse fácilmente pues se dan intentos de reconquista española, y después en 1848 perdemos más de la mitad del territorio con los Estados Unidos y en 1862 el ejército francés impone a un monarca europeo, y cuando parece que el general Porfirio Díaz comienza a dar forma a la nueva nación en realidad solo siembra las bases para la erupción de la revolución mexicana.
No es sino hasta el gobierno del general Lázaro Cárdenas que el Estado mexicano se consolida. Cárdenas reorganiza al Partido de la Revolución Mexicana, hoy Partido Revolucionario Institucional, establece el nacionalismo revolucionario como una base ideológica, aglutina y organiza a los trabajadores en la CTM a los campesinos en la CNC, organiza cámaras empresariales, expropia el petróleo y establece una política de sustitución de importaciones con lo cual promueve un llamado desarrollo estabilizador y un crecimiento económico sostenido por varias décadas consolidando así al interior y a nivel internacional al Estado Mexicano.
México crecía en su PIB a tasas de entre seis y siete por ciento anual, se expandían los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social el cual funda en 1951 el Centro Médico Nacional Siglo XXI que aún hoy en día sigue admirando a propios y extraños, se expanden los servicios de educación por toda la república y cuando México se va a mostrar al mundo como un país en vías de un claro y franco desarrollo, el primero en organizar unos juegos olímpicos a inaugurarse el diez de octubre de 1968, se da lo que fue nada más pero nada menos que el quiebre del sistema político mexicano, la matanza del dos de octubre de 1968.
La cuarta transformación que encabeza el presidente López Obrador se encuentra muy cerca de los asesinados del dos de octubre de 1968. Muchos de sus integrantes forman parte de esa familia de jóvenes idealistas que se hermanaron ante las agresiones del gobierno autoritario de Díaz Ordaz. Pablo Gómez, detenido y preso en el movimiento; Olga Sánchez Cordero, participando y marchando al lado del entonces rector de la UNAM Javier Barrios Sierra, y por supuesto la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum quien según sus propias palabras creció al grito de “2 de octubre no se olvida”, visitando a los presos políticos en compañía de su madre, en la cárcel de Lecumberri, a la edad de siete años.
Así, la cuarta transformación responde a nivel federal y local, el presidente López Obrador disuelve el Estado Mayor Presidencial quien tuvo una importante responsabilidad en la masacre del dos de octubre de 1968 y de la misma manera la hoy jefa de gobierno Claudia Sheinbaum declara disuelto el cuerpo de granaderos de la Ciudad de México, en cumplimiento de uno de los puntos del pliego petitorio de los jóvenes estudiantes que protagonizaron el movimiento de 1968.
Hoy tenemos un gobierno democráticamente electo por la gran mayoría del pueblo de México, se goza de una libertad de expresión como nunca había existido al grado de permitir insultos al presidente de la república, se protege a los manifestantes incluso cuando ejercen violencia, y se amplia y promueve la democracia participativa como la revocación del mandato y la posibilidad de juicio al Presidente.
¡Así podemos decir, que la muerte de los jóvenes del 68 no ha sido en vano!
¡2 DE OCTUBRE, NO SE OLVIDA!
Mtro. Jesus Torres Gómez