Con el desmoronamiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1991 da inicio una nueva época conocida como “neoliberal”, la cual no es otra cosa que un capitalismo salvaje a nivel global, es un sálvese el que pueda, es “the survival of the fittest” en todo su esplendor a nivel mundial.
El ganador de este sistema neoliberal fue China pues supo jugar agresivamente con las nuevas reglas y logró colocarse nuevamente en el centro mundial como la fábrica del mundo, retando la supremacía de los Estados Unidos de América al grado de considerarse la existencia hoy en día de una nueva guerra fría, ahora entre los Estados Unidos y China, situación que se agravó entre otras cosas por la irrupción de la pandemia causada por el coronovirus al cual el ex-presidente Trump llamaba el “virus Chino” y que ha sido la causa de cerca de ochocientos mil muertes en los Estados Unidos de América, así como por las diferencias respecto de la autonomía de Taiwán y la influencia y control del pacífico y del Mar de China lo cual lleva a estas dos potencias a una relación muy delicada, agravada aún más por el enorme déficit comercial de los Estados Unidos frente al gigante Asiático, producto del modelo neoliberal.
En ese contexto, la propuesta del presidente Mexicano llamando a los Estados Unidos y a Canadá para mirar hacia el continente americano es totalmente acertada, razonable, estratégica, viable y conveniente para Canadá, Estados Unidos, México y en general para todo el continente Americano.
Así, el mundo neoliberal globalizado cambia en un doble sentido: Por un lado hacia un mundo dividido en regiones; claramente la Unión Europea, China en Asia, y América del Norte con la posibilidad de ampliarse a Centro América y al resto del continente americano; y por otro lado hacia un mundo en el cual el Estado retoma su papel rector guiado por el empoderamiento de la sociedad civil, para situar a las grandes corporaciones en su lugar para así rescatar al planeta de la autodestrucción y tratar de erosionar la enorme desigualdad entre los miembros de la raza humana.
Es así, como el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador alcanza a vislumbrar una gran oportunidad para la región de América del Norte y para todo el continente americano atrayendo inversión extranjera previamente localizada en China hacia nuestros países americanos. La apuesta es hacia el fortalecimiento de América del Norte y en general del continente Americano que cuenta en su conjunto de norte a sur, con capital, tecnología, mano de obra joven y capacidad de consumo. Se trata de una nueva doctrina para el continente americano que sustituye a la odiosa Doctrina Monroe.
En todo caso debemos tomar en cuenta que el once por ciento de la población en los Estados Unidos es de origen hispano del cual el ochenta por ciento es de origen Mexicano. Hoy en día viven en Estados Unidos más de 38 millones de personas de origen Mexicano y en México más de un millón y medio de norteamericanos. Cabe mencionar que los Estados en donde abunda la mano de obra mexicana, son los que mayormente aportan al PIB de nuestro poderoso vecino; Texas y California.
Gran acierto del presidente mexicano quien incluso abandona la clásica postura de víctima y cambia la famosa frase de Porfirio Díaz de “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, por la mas asertiva y prometedora frase de “Bien por México, tan cerca de Dios, y no tan lejos de los Estados Unidos”.
Mtro. Jesús Torres Gómez