A pesar del contexto adverso que se vive, existen faros de esperanza que luchan por transformar el statu quo.
Hay fuerzas con intereses legítimos, tratando de arrancar desde la raíz los problemas históricos que aquejan a nuestras sociedades.
Son batallas que se libran a contracorriente pero que, al final del camino, el triunfo espera.
África es un caso para considerar en todos los sentidos. Este continente pone el ejemplo sobre cómo es importante liberarse de las ataduras neocoloniales que impiden el progreso de nuestras comunidades.
África es un continente de vastos recursos naturales y culturas diversas, que viene enfrentando desafíos cruciales en toda su historia.
En estos momentos, una de las batallas que se libran es el romper con el sistema económico neocolonial.
En este sentido, el economista y presidente del Global Institute for Sustainable Prosperity (GISP), Fadhel Kaboub, establece que África requiere su propia hoja de ruta y no que alguien externo le imponga lo que tiene qué hacer.
Como el caso del Plan Mattei, el cual tiene el objetivo de proveer financiamiento al continente africano bajo la óptica de desarrollo de Italia.
El plan tiene una duración de cuatro años. Se pretende invertir en salud, educación, agricultura, y agua. En una primera etapa, los recursos serán de casi 6 mil millones de dólares.
Sin embargo, el sector energético es el foco de atención de dicho plan. En este último caso, la intención es crear un hub de energía entre África y Europa.
Para Kaboub, el problema inicial de este acuerdo es que no toma en cuenta a las visiones y voces africanas. Esta situación daña el respeto mutuo y perpetúa el ciclo de desigualdad.
Además, es un plan centrado en la dependencia de industrias extractivas como la explotación de combustibles fósiles. Actividades que enganchan a las economías en un sistema productivo obsoleto, costoso, injusto y dañino para la salud, señala el economista.
Kaboub indica que África realmente necesita infraestructura en energías renovables. Que beneficie por encima de todo a los 600 millones de africanos que actualmente no tienen acceso a electricidad.
El presidente del GISP es muy claro: en caso de excluir las necesidades de África, tal acuerdo no es más que un proyecto colonial que mantendrá al continente como una región proveedora de insumos baratos, atrapada en la obsolescencia tecnológica, y en un círculo vicioso de deuda externa.
Finalmente, Kaboub puntualiza que a pesar de los beneficios que genera la migración, el Plan Mattei presume de detenerla desde la raíz.
El economista afirma que el plan no da en el blanco debido a que la migración se debe en parte a factores como el cambio climático y la pobreza.
“Lo que hace el Plan Mattei es agravar estos problemas ya que no aborda las necesidades estructurales de África. Un proyecto basado en la inversión masiva en combustibles fósiles sólo echa más leña al fuego. Incendio que será imposible de apagar con esas decisiones”.