Pocos esperaban el giro de 180 grados que tomó el litigio poselectoral en el municipio de Juárez, la tierra de los tamales en Nuevo León.
Con la constancia de mayoría en la bolsa de Américo Garza Salinas, al ex candidato de familia tamalera postulado por Encuentro Social se le cayó la alcaldía a menos de dos semanas de rendir protesta.
Al parecer no hay mucho qué hacer, debido a que los tiempos jurídicos están agotados y sólo le quedaban 48 horas a partir de la notificación del fallo para interponer un recurso de reconsideración.
Guardando las proporciones, el último recurso es algo similar a la petición de clemencia de los condenados a muerte: pedirle a la autoridad que revoque el fallo, pero ya sin la obligación de recibir pruebas y alegatos.
En suma, se antoja que el protagonista de la historia será el priista Heriberto Treviño Cantú, quien dicho sea de paso, no abrigaba muchas esperanzas de tener un fallo favorable de las autoridades electorales.
Y no sólo Treviño Cantú fue tomado por sorpresa con el fallo, sino también los habitantes de Juárez, quienes esperaban ser gobernados por el alcalde de un partido nuevo y quien es además descendiente de una familia muy conocida en el municipio por el giro del negocio: los tamales.
Ahora sí que le tocó al municipio de Juárez el recalentado electoral, pero no por la tamaliza, sino por los ánimos de los votantes, encendido tras conocer el último fallo de los tribunales.
Más allá de las reacciones y el encono ciudadano que provoca, el veredicto viene a recomponer la geografía política del área metropolitana, ya que además de recuperar Monterrey y Santiago, el PRI se acaba de echar a la bolsa, o más bien a la boca, el suculento tamal que representa Juárez.
Haciendo un análisis simple, mientras el PRI gobernará los municipios más poblados, comenzando por la capital del estado, el PAN tendrá a los más santos: Santa Catarina, San Nicolás y San Pedro.
Los más molestos con el fallo de Juárez son los independientes, comenzando por el que despacha en el Palacio de Cantera, porque se quedará sólo con uno de los dos alcaldes que le eran afines: el de García.
Ni modo, en Juárez aplica decir que del plato a la boca se cae el tamal.