Mientras los ataques contra policías estatales y las ejecuciones cada vez más sangrientas prendieron de nuevo las alarmas sociales, a nivel municipal los alcaldes no se amilanan en la lucha contra la inseguridad.
Por eso cada quien trata de blindar a su municipio con policías cada vez mejor pagados, mejor armados y, sobre todo, mejor capacitados, complementado esto con labores de prevención de conductas que escalan luego hacia la delincuencia de alto impacto.
Y si bien San Pedro lleva la delantera en el nivel de confianza ciudadana en sus cuerpos de seguridad, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), con el 80.4 por ciento, gracias al número de policías por habitante y un presupuesto holgado, Escobedo ocupa un destacado segundo lugar, con el 64.7, seguida de cerca por San Nicolás con 64.6 y por Guadalupe con 60.8 por ciento.
El caso particular de Escobedo, que durante la época más crítica de la inseguridad tuvo hasta un secretario de Seguridad que huyó bajo sospechas de estar coludido con el crimen organizado, es digno de análisis.
Porque no solo tiene a cargo de la seguridad al general Hermelindo Lara, que le ha dado continuidad al proyecto de Policía de Proximidad durante casi 10 años, sino a la alcaldesa Clara Luz Flores, quien en este tercer periodo de gobierno iniciado en octubre tiene ya maduro el modelo de Justicia Cívica, con personal e instalaciones por encima, incluso, del estándar estadunidense.
El esfuerzo ha valido la pena, porque los ciudadanos ven con orgullo lo que puede lograrse para combatir alcoholismo, adicciones, mala educación vial, robos y violencia familiar, entre otras conductas antisociales que degeneran, cuando no se sancionan y se previenen, en los peores actos delictivos que atentan contra la vida y la seguridad de todos.
Hay mucho por hacer, pero da gusto que proyectos exitosos, inclusive de seguridad, sean liderados por mujeres.
