Puede decirse que uno de los principales retos de nuestro país -junto con otros, igual o más importantes- es el educativo. Las deficiencias formativas de un nivel tienden a trasladarse hacia el siguiente. Las de la educación básica pasan al nivel medio superior, las de este al superior; y, de este último a los posgrados. Los resultados de la prueba PISA 2022 colocaron a México en los últimos lugares de entre los países miembros de la OCDE, especialmente en matemáticas y lecto-comprensión. Afortunadamente, dicha evaluación no incluye historia y civismo, pues nuestro país obtendría peores resultados.
A lo largo de mi experiencia docente, de más de 40 años en la Universidad de Guadalajara, he podido constatar que los estudiantes cada vez llegan peor, y arrastrando las deficiencias de los niveles anteriores. A nivel superior, la mayoría no sabe leer: leen de corrido -sin respetar los signos de puntuación- y cambian las palabras. Y, los que no saben leer, menos saben escribir. Eso sí, exigen calificaciones superiores a 80. Por supuesto, existen excepciones, que solo son eso, más no la regla.
Los efectos de haber eliminado la materia de Civismo en la educación secundaria han sido desastrosos, no solo para los educandos, sino que también para la calidad de nuestra democracia. Hoy en día, estudiantes de un tercer o cuarto semestre de Derecho, ignoran no solo cómo se integra la Cámara de Diputados, sino el número total de sus miembros. Pedirles que digan cómo se conforma el Senado de la República es algo que escapa por completo a su entendimiento. Los nombres y aportes de los principales autores de la Teoría del Estado es algo ajeno a ellos y de difícil discernimiento. En una ocasión al preguntarles en un examen por el nombre y la obra del pensador que propuso superar el ‘estado de naturaleza’ y fundar una sociedad civil (izada) -que habíamos visto en clase- en vez de responder Thomas Hobbes y El Leviatán, alguien respondió “Tomás Robles y El Levantón”.
Además se debe restituir la materia de civismo en la educación secundaria, en la UdeG se hace preciso revisar los Planes y Programas de Estudio de la educación media superior, y actualizar los de nivel superior, y valorar si la Prueba de Aptitud Académica es la idónea para el ingreso a estos niveles educativos, tampoco detecta las deficiencias de los niveles previos, que no pueden persistir en el nivel superior.