Las mejores historias de solidaridad comunitaria y de responsabilidad social se construyen por las convicciones de las personas. Desde aquí, siempre hemos llamado a la participación de todos para combatir la pobreza y la desigualdad no como caridad, sino como un acto de justicia. Esos actos de justicia, cobran relevancia cuando las empresas pasan de las buenas intenciones y los programas de responsabilidad que son más un discurso, a las intervenciones que tienen sentido, persiguen un objetivo claro, se planean y cobran relevancia.
En días pasados, desde la sede de la CONCAMIN, donde cada vez está más presente el llamado constante a sus agremiados a tomar buenas decisiones sobre sus acciones sociales, fue anunciado el programa “Construir para educar”, en donde la empresa Iberdrola anunció que invertirá 80 millones de pesos para arreglar 50 escuelas dañadas por los sismos en Oaxaca. Así de fácil; el impacto más importante que hay cuando se combate la pobreza y la desigualdad se da cuando se eligen los proyectos correctos, y entonces más de 10 mil niños serán beneficiados con una acción perfectamente direccionada.
El acompañamiento del gobierno del estado de Oaxaca asegurará que no existan trabas, tan frecuentes hasta para hacer las cosas bien, y, por el contrario, facilitará el aterrizaje de recursos en donde las carencias están plenamente identificadas. En el anuncio estuvo presente el Jefe de la Oficina del Presidente de la República, Alfonso Romo, quien habló del rostro humano con el que el Gobierno de México entiende la economía y los negocios. En este sentido, el llamado que ha hecho el gobierno a acompañar los esfuerzos de la agenda social ha sido permanente, y al parecer, poco escuchado.
Las empresas mexicanas tienen que reconstruir su dimensión social y pasar del discurso cumplidor, a las acciones en donde ser buenos vecinos implique preocuparse por las comunidades en donde tienen influencia, a definir acciones que atiendan carencias reales y evalúen su actuar, midan sus resultados y por tanto se vuelva relevante cada inversión social con impacto. Si algo tiene que romperse en México y ayudará a que el país avance en la dirección correcta, es la falsa concepción en donde solamente el gobierno debe ocuparse de los retos sociales.
La lucha contra la pobreza y la desigualdad encuentra en la participación conjunta, comprometida y sistemática, un método lógicamente robusto en sus objetivos, uno con pilares en los que se podrán construir resultados reales. Vencer la pobreza significa hacer compromisos con sentido, de manera transparente, generando una narrativa en la que las empresas comienzan a enviar señales claras y ejemplos poderosos de lo que hay que hacer. En el camino, se encontrarán que esa nueva narrativa los acerca y los vuelve compatibles con las señales que ha enviado un gobierno que impulsa una agenda social para cambiar el rostro de la pobreza en México. Espero poder escribir cada semana un homenaje a las empresas que construyan para vivir en un país mejor, como al que aspiramos todos, por el bien de todos.