Viéndolo así sin apasionamientos y mucha sangre fría, la persona más aferrada de la patria no es Sandra Baticuevas como anuncia su cachucha, sino mi muy querida ministra Norma Piña que, a pesar de las evidencias de los muy poquitos excesos de los que disfruta la Tremenda Corte, ya anunció que háganle como quieran pero no le van a arrebatar sus privilegios bien ganados. Que los ministros no merecen ser peluseados y no tienen por qué ser condenados a esa cosa abominable que es la austeridad republicana. Bien dicho.
Ni modo que estos personajes tengan que ir a comer fritangas con Doña Pelos, cuando disponen de 400 mdp para ir a restaurantes very nice, como los que acostumbran Alazraki y los paleros de Alazraki. Esos donde, según mi Charly, un día se va a encontrar a Rocío Nahle porque ha robado mucho. Todo sin pruebas y con un lenguaje soez, misógino, de albañal donde chapalea con reguetonero gusto.
Esa sí es violencia política de género y no de lo que tanto se ha quejado Xóchitl Gálvez siempre instalada en el papel de vístima nada triunfante. En vez de andar defendiendo a Netanyahu, a pesar de los criminales bombardeos contra Palestina (que han dejado un importante número de víctimas, sobre todo niños) la señora Gálvez debería de cuestionar a su fanático alarazkiano por comportarse como cavernicolita en representación del heteropatriarcado gorilesco y patibulario.
Como quiera que sea, debo confesar que sí me dan mucha envidia los paraísos artificiales bajo los que viven y gozan los ministros y una élite privilegiada que encontró su tierra prometida en el aparato judicial. Qué alegría me da que los Piñaboys no tengan que pagar con sus propios recursos cirugías plásticas (aunque sean de dudosa calidad), utensilios de cocina (1,700 millones para estas minucias, ¡qué elegancia la de Francia!), masajes supongo que con calambre, 900 millones de pesos para traslados (los deben de llevar en Bugattis, ¡qué lindo!), 235 melones para vestuarios que, por su costo, deben ser confeccionados en onda robótica por Tony Stark.
Lo dice Zambranitititito con la mirada muy desgobernada, estos privilegios son fundamentales para ejercer una justicia realmente justiciera. Esa como la que llevó a obsequiarle una suspensión definitiva a la muy calderónica Iberdrola, para que pague una multa de 9 mil 145 mdp. Chido.
Curioso que de todas esas maravillas con fideicomisos incluidos, ¡no les va a tocar ni un varo a los que salieron a defender a los ministros!
