Se me hizo muy mala onda por parte del Checo Pérez que haya aventado a la alberca al expresichente Jelipillo, no tanto para celebrar su victoria en Mónaco, sino para recordarle su pasado en Tepetongo a tepetonguear. Pobre Calderón, él que se sentía el muy muy luego de besarle las patrullas al príncipe Alberto II en su papel de vendedor de tiempos compartidos en Iberdrola, y luego, más mojado que su fanaticada, estaba a punto de pedir unas gomichelcom con Tonayán. Y como si eso no fuera suficiente, don Jelipillo tuvo que enterarse que el Calderón primigenio de Colombia, el ultraderechoso, camorrista, militarista y maniaco de Álvaro Uribe, había recibido un revés tremendo con el triunfo electoral de la izquierda en ese país. Le ha de haber dado chorrillo triple como le pasó al ChikiliQuadri que soltó unos tuits muy rabiositos pegando el grito en el cielo y poniéndose más histerias como la odontóloga Ximénez cada vez que anuncia un nuevo apocalishit por culpa de la Cuatroté (ya saben, la viruela del monkey fue creado en el laboratorio secreto de Gatell y AMLO en los sótanos de Los Pinos), porque el populismo neocomunista se está apoderando de Sudamérica. Bueno, al ChiquiliQuadri le gritaban aquello de “¡Quiere llorar, quiere llorar, quiere llorar!”
Eso sí, la que quería llorar aunque buscaba la manera de encontrar una chicana salvadora, era una vez más la monrealista Sandra Cuevas, que tuvo que celebrar su cumpleaños con la amarga noticia de que por no acatar órdenes judiciales la pueden dejar inhabilitada y multada. Y es que además de meterse a pintar de blanco rótulos y murales (dicen que va a reparar los murales borrados, va a llenar la alcaldía Cuauhtémoc de piolines y rosas rojas como los que manda la tía Eduviges en el Whats) cerró por sus pistolas el legendario deportivo Gelatao en las cercanías de Tepito, donde se forjaron grandes deportistas y glorias nacionales. Cosas que denotan su facilidad para meterse en camisa de once varos, mientras se hace más la “vístima” que la seño López Chabadabadán.
Preocupa que para sustituir a la Sandy, a Monreal no se le vaya a ocurrir proponer a Sergio Mayer o a Alfredo Adame, solo por acabarle de destruir la existencia a los vecinos de la alcaldía que deben estar muy arrepentidos de haber votado por una señora que luego luego se descontrola y que lo que le gusta es ver arder al mundo.
No hay dudas, ese Checo Pérez es el rey de las pistas y del bullying.
Jairo Calixto Albarrán
