Ante los sismos de septiembre de 1985 y 2017, se presentaron fenómenos migratorios que impactaron en la zona metropolitana de Puebla y en todo el estado ante los cambios de residencias de personas afectadas, así como aumento en los envíos de remesas.
A 38 años del sismo de 1985, y a seis del ocurrido en 2017, la configuración de la población en Puebla cambió de una u otra manera. Por un lado, Puebla registro una inmigración proveniente de la capital del país y, por otro lado, personas salieron de sus comunidades y se concentraron en la zona metropolitana.
A mediados de los años ochenta del siglo pasado, fue evidente el crecimiento de la zona metropolitana de Puebla ante la llegada de familias de la Ciudad de México, entonces, Distrito Federal, y del Estado de México. Al mismo tiempo, los dólares que mandaron los migrantes hacia Puebla, crecieron.
El sismo del 19 de septiembre de 1985 dejó huellas imborrables y cambió la dinámica poblacional de la zona metropolitana de Puebla, sobre todo en la parte norte, la que colinda con la autopista México-Puebla, por la llegada de familias.
Por otra parte, tras los sismos de septiembre de 2017, se registró una migración interna dentro del estado de Puebla, sobre todo, por la salida de personas cercanas al epicentro con destino a poblaciones más grandes y hacia el área metropolitana.
En ambos casos, los migrantes poblanos que viven en Estados Unidos enviaron remesas adicionales a sus comunidades de origen que se vieron afectadas por los efectos de los movimientos telúricos.
Los sismos mostraron gestos de solidaridad de los migrantes que radican en el extranjero. Al final, ante las catástrofes se presentó la solidaridad humana.
El año pasado, en 2022, los migrantes de Puebla sumaron siete años estableciendo récord en el envío de remesas a sus familias ubicadas en zonas expulsoras; mientras que, en una década, duplicaron el monto de dólares mandados. El periodo está enmarcado por los efectos de los sismos de 2017 y por la pandemia de la covid-19.
A partir del año 2016 y, sobre todo, después de los movimientos telúricos de septiembre de 2017, los migrantes poblanos establecieron registros históricos cada mes de diciembre en el envío de remesas, como muestra del interés por los procesos de reconstrucción y reparación de viviendas en sus comunidades de origen.