El deseo de regresar a Puebla está presente entre los migrantes que viven en ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Connecticut, Los Ángeles, San Diego, San Francisco, Las Vegas o Chicago; sin embargo, la posibilidad de que se haga realidad se ve lejana.
Para los paisanos poblanos que viven del otro lado de la frontera, la vida se transformó de diferentes formas, desde familiar hasta económica, pasando por temas de salud y hasta de costumbres.
Los connacionales que partieron de alguna población mexicana en la década de los años 80 y 90 ya cuentan con más integrantes de su familia en territorio norteamericano que en sus poblaciones natales.
Antes y durante la pandemia de la covid-19 que comenzó en marzo de 2020, abuelos, abuelas, padres, madres, tíos, tías y hasta hermanos y hermanas perdieron la vida. Los motivos para regresar se reducen y solo se piensa en viajar en periodos vacacionales.
En Puebla, para cientos de migrantes que cruzaron de manera irregular la frontera ya solo quedan algunos familiares porque los hijos y los nietos ya son norteamericanos o tienen la doble nacionalidad.
Dentro del territorio poblano, ya solo quedan algunos parientes, sobrinos o hermanos, quienes durante algunos periodos del año reciben con gusto a los familiares que viven en Estados Unidos; sin embargo, en el fondo saben que vienen de visita y que, difícilmente, volverán a vivir en las comunidades de origen.
La calidad de vida en Estados Unidos es diferente al que se puede tener en estados como Puebla. Desde la seguridad hasta la atención médica en territorio norteamericano es diferente a la que se puede tener en México.
Para un migrante que decida regresar por gusto a Puebla, la readaptación al ritmo de vida será complicada. Sus poblados natales ya no son los mismos a los de hace años cuando se fueron. El territorio cambió, las familias se modificaron. Si dejaron su tierra natal a los 15 años y hoy tienen 45 años, ya vivieron dos tercios de su vida del otro lado de la frontera.
A pesar de todo, el sueño de regresar a su querida Puebla está presente. ¡Qué nadie los despierte! Todos tenemos derecho a realizar planes y a pensar en regresar, en algún momento, a la tierra que nos vio nacer.
