Hace dos años, justo a inicios de agosto 2017, escribí en este espacio la primera parte de esta saga y no dudo que existan varios episodios más; por lo que me permito retomar aquella introducción.
Sandro Rosell, el ex presidente del FC Barcelona entre 2010 y 2014, alguna vez declaró que los jugadores brasileños duran en promedio dos años, tanto en su matrimonio, como en un club; lo dijo al sugerir vender a Ronaldinho, cuando la atención del Gaúcho estaba no en el Camp Nou, sino a unas cuadras del estadio disfrutando de míticas noches de batucada junto a Thiago Motta en el Bikini de la Diagonal.
Noches de fiesta y diversión de las que los empleados del FC Barcelona tenían que ir a sacarlos a las cuatro de la mañana; a partir de esas andadas la carrera de Ronaldinho fue en picada y esta incluyó un breve paso por el Querétaro FC, donde al menos eran conscientes que el Gaúcho era un fichaje mediático para sacarse la foto, pero no deportivo.
Vestir a Neymar de azulgrana le generó al FC Barcelona una tormenta que, supuestamente, terminó con la dimisión del presidente Rosell; contrario a lo que se dijo, Rosell no dimitió por la controversia del fichaje del brasileño, sino por un acto vandálico y cobarde contra su domicilio.
Para Sandro Rosell, el fichaje de Neymar representaba una revancha histórica ante el Real Madrid, por el caso de Alfredo di Stefano (1953); Rosell ganó la primera partida y después se la cobraron de la manera más ruin desde la capital.
Entre lo rescatable del fichaje solo quedaron una Orejona ganada en Berlín, con el brasileño anotando el tercer gol y definitivo, así como 222 millones de euros invertidos en el ahora cedido Coutinho (al Bayern Múnich, en préstamo) y Dembélé.
Con su fichaje, se inicio una cacería de brujas en Cataluña, incluida la gravísima injusticia que sufrió el ex presidente del club y de cuyos cargos ha sido totalmente exonerado; como bien dice nuestro editor, Héctor González Villalba, a Neymar lo define una palabra: problemas.
Al París Saint-Germain le costó 111 millones más la ficha del jugador, cada temporada de Neymar en París; aún con la riqueza del dueño catarí, dudo que le guste quemar el dinero y el rendimiento del jugador nunca justifico dilapidar esa fortuna.
Ahora parece que en París lo van a tener que aguantar un tercer año (a pesar de durar tan solo dos, tal como la máxima de Sandro). ¿Qué club sería el valiente que se anime a asumir la ficha, las fiestas, los problemas, el riesgo de lesión y las excentricidades de Neymar para que dure dos años vistiendo la camiseta blaugrana o merengue o cualquier elástica?
A pesar de ser la novela del verano y protagonizar debate tras debate en los medios españoles, lo de Neymar quizá nunca existió ni en Barcelona ni en Madrid.
Así lo insinuó Josep Pedrerol en su Chringuito esta semana y su compañero de plato, Francisco José Lobo Carrasco, también destacó que el presidente Bartomeu solo se involucraría para rematar el fichaje.
Es por ello que ayer se confirmó que el Barça había rechazado la última intentona del PSG por colocarlo; cabe recordar que el FC Barcelona es un club de socios, aún inmune ante las fortunas intervencionistas de Medio Oriente y el presidente Bartomeu no se puede dar el lujo de dejar hipotecado el futuro azulgrana como su legado, más siendo consciente de la máxima de su amigo Sandro Rosell; quién ha sido el responsable y la mente maestra en lo deportivo del renacimiento y éxito blaugrana, desde la era Laporta.
A reserva de una sorpresa, parece que tanto debate solo sirvió para entretenernos y el interés azulgrana era poco o nada, mientras que el madridista nulo. En fin, conociendo el club blaugrana, infiero que el regreso de Neymar fue una cortina de humo, una gran estrategia que desde la directiva barcelonista, Josep María Bartomeu y Javier Bordas, supieron llevar impecablemente. Karma para el brasileño que parece se tendrá que quedar al menos otra temporada en París contra su voluntad.
