El poder enferma, particularmente a los débiles de espíritu. Los envilece. Los trastorna. Cuando el fin de la gestión de un presidente mexicano se aproxima, su fortaleza se desvanece, su angustia aumenta y su futuro se torna incierto; a menos que designe a un sucesor incondicional para que lo encubra cuando se haya ido. En otras palabras: el que llega se convierte en cómplice del que se va.
El candidato designado
Debido a la connotación escatológica del apellido del designado, para evitar albures y malos entendidos, Ahora sus allegados le llaman Pepe. Resulta que Pepe es un hombre excepcional, “sin manchas”, integro, honesto, pulcro, culto, buen padre, buen esposo; inclusive buen católico, sus asesores le endilgan ese “atributo” para seducir al pueblo, diabólica estrategia, como si eso fuera garantía de integridad y buena crianza.
Pepe fue destapado hace un par de semanas y los elogios para él se han desbordado. Sin mucho averiguar se sabe que ha encubierto un sinfín de movidas chuecas de sus compañeros de partido (se ostenta como apartidista pero es priista embozado). He aquí solo algunas de esas “movidas”: Fobaproa, Oderbrecht-EPN-Lozoya, la estafa maestra, OHL, gasolinazo, la casa blanca y muchas, muchísimas más, la lista es larga.
El mismo día de su designación, Pepe les rogó a las fuerzas corporativas (léase las cuevas de Alí Babá) del “impecable” PRI: CTM, CROC, FSTSE y otras; que lo “hicieran suyo”. En qué quedamos, eres o no eres.
Si todas las lisonjas, halagos, zalamerías y demás gracias que le atribuyen a Pepe fueran ciertas, incluida su integridad, por qué se asoció con el PRI, el partido más corrupto, desprestigiado y deshonesto de México.
En el remotísimo caso de que Pepe llegue a la presidencia, menuda herencia le deja su exjefe. De 2012 a la fecha la violencia se incrementó. El consumo de drogas también. Hoy día la tasa de homicidios es de 20 por cada 100 mil habitantes. La extorción y el secuestro son lo cotidiano. Así esta nuestra situación. Pepe tendrá que resolver estos y mil escabrosos asuntos más, pero oh tragedia; no está preparado, toda su vida la ha pasado cubierto por un capelo para evitar la contaminación. No sabe nada de nuestra caótica situación. Esos asuntos no existen ni en su mente ni en su léxico. No olvides que es impoluto.
PD. Con Pepe, de vuelta la burra al trigo.
