Ganar adeptos con majaderías, brincos y extravagancias está fuera de contexto cuando alguien pretende construirse una imagen respetable. En cualquier actividad profesional la imagen es determinante, pero en política es la clave para escalar posiciones y conquistar adeptos.
Flor silvestre ha supuesto equivocadamente que su vocabulario soez y su personalidad pedestre son su fortaleza. Menosprecia la enorme importancia de una imagen seria para atraer simpatizantes. Ignora que los mexicanos no estamos peleados con los principios elementales de la educación.
Se identifica a una persona educada por su manera de hablar, cuando se expresa correcta y discretamente sin leperadas ni estridencias. Se requiere inteligencia y madurez para adaptarse a cualquier situación. Esas cualidades se reconocen a través de la manera de expresarnos. La integración de esos elementos se llama…CLASE.
Flor silvestre está a años luz de tener en su haber esas cualidades. Su lenguaje vulgar es parte de su cotidiano hablar. Así es ella. Nadie le ha dicho que expresarse soezmente no contribuye a generarle una imagen digna para el puesto al que aspira. Sus expresiones arrabaleras evidencian su poca educación. Como precandidata del FAM debería guardar compostura en todo lugar y en todo momento.
Según la RAE, compostura significa comportamiento moderado y discreto en el hablar y actuar, ajustado a las circunstancias de tiempo y lugar sin perder la mesura y el decoro.
La semana pasada se llevó a cabo en CdMx el Diálogo de Alto Nivel entre México y Estados Unidos para tratar asuntos de migración, fentanilo y tráfico de armas. Participaron altos funcionarios de ambos países. Por México, entre otros, la canciller Alicia Bárcena, la secretaria de Gobernación Luisa María Alcalde y la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana Rosa Icela Rodríguez, dignas damas representando a nuestro país.
En una circunstancia hipotética semejante —la cual jamás se dará— flor silvestre, fungiendo como presidenta de México espetaría: “la pendegíe”, o el vergonzoso asunto de los “güevos”. La sorpresa se la llevarían los visitantes, la vergüenza, los mexicanos, incluidas las féminas, desde luego.
Colofón
Ha trascendido entre las cúpulas empresariales que los oligarcas que financiarían la campaña de flor silvestre no aprueban su comportamiento. Ellos en privado recurren aun lenguaje soez, pero en público guardan compostura, no se exponen. No imagino a Carlos Slim diciendo majaderías frente a un micrófono.
