En algún lado leí: "El miedo es la enfermedad más sutil y destructiva de todas las enfermedades humanas; el miedo mata sueños, esperanzas, pone a las personas en los hospitales, el miedo te envejece". Y me quedé pensando en ¿cuántos de nosotros no damos ese pasito que es necesario para hacer lo que queremos porque nos invade dicho sentimiento?
Muchos de nosotros conocemos nuestras habilidades, sabemos de lo que somos capaces y dominamos qué es lo que nos cuesta demasiado trabajo y en lo que definitivamente no somos buenos; pero, ¿por qué le damos tanto poder a este sentimiento?
Los primeros pensamientos de todos los que estamos en un proceso nuevo de nuestras vidas son: quiero que todo salga perfecto, quiero llevarme bien con todos; sin embargo, poco a poco el miedo nos va invadiendo y en ocasiones nos llega a ganar, dejándonos congelados, sin hacer nada, porque de seguro "todo va a salir mal". Pareciera ser que pasamos por un momento hipnótico y después viene el arrepentimiento...
Y no me queda de otra más que pensar: ¿qué beneficio me brinda el miedo? De cierta manera, cuando dejo que éste se apodere de mí, renuncio a mis forma de ser, a mis capacidades y mis habilidades, dejo que ese mal acompañante tome las riendas de mi vida y me guíe. Es evidente que al iniciar algo, un nuevo trabajo, un nuevo proyecto de vida... habrá miedos, dudas y preocupaciones, pero creo que depende de nosotros hacer frente a esto, vencerlo y seguir adelante con paso firme.
Estoy segura que todos nosotros vamos a cometer errores, vamos a caer y vamos a querer dejar la batalla... por miedo; he llegado a la conclusión de que este sentimiento es algo falso que parece real; es una ilusión que creamos y nos impide cambiar y crecer.
Así que decidí que el miedo ya no me va a detener, le quitaré las riendas de mi vida y empezaré a hacer lo que me gusta, lo que quiero, lo que me apasiona; esto lo hago por mí, por nadie más.
Mi mayor motivante seré yo, tendré que evaluar todo lo que he logrado, todo lo que he crecido, porque lo que soy hoy se debe a méritos propios, a mis decisiones, a mi forma de ser y a mi manera de hacer frente a mis miedos, así que hoy:
¡Ya no tendré miedo!