Le queda poco menos de un mes de campaña a un proceso electoral que al menos en Puebla no ha mostrado que los actores políticos que compiten tengan la mínima voluntad de cambiar las cosas. Nada nuevo hemos visto en los días transcurridos de campaña: sí mucha calumnia, nada de propuestas o alternativas.
La calumnia, que tan detestable debiera ser en un régimen de libertad, está ahí a la vuelta de la esquina. Si bien en su Discurso Sobre la Primera Década de Tito Livio Nicolás Maquiavelo pedía que se recurriera a la acusación pública para intentar ponerle freno, ha faltado en el actual, como en todos los procesos electorales vividos desde los últimos 25 años del siglo pasado, algo que también apuntaba Maquiavelo: debe acudirse a todos los medios oportunos para reprimirla.
A saber desde cuándo en México se comenzó a usar la palabra denuncia como un eufemismo de calumnia; el caso es que está, bien disfrazada, en los discursos de todos los candidatos y sus voceros que hablan de un cambio que no se percibe ni en la forma en la que tratan de convencer al electorado.
Ha faltado, siguiendo a Maquiavelo, pensar que «la acusación es tan útil en las repúblicas como funesta la calumnia». Tiene razón cuando dice que la calumnia no necesita testigos ni elementos de prueba, así que cualquiera puede recurrir a ella sin menor esfuerzo; la acusación, en cambio, exige pruebas y circunstancias que demuestren la verdad en que se funda.
Así, los electores son blanco más, que de encuestas, de propaganda vil cuyos resultados no convencen absolutamente a nadie dado el historial pedestre de quienes las realizan. A los autores no les importa, ni a quienes los contratan, porque no se carga a su bolsillo, sino al erario.
El uso de esas supuestas encuestas es, digámoslo así, un indicio de hasta dónde los aspirantes a llevar el destino de un pueblo son capaces de corromperse para alcanzar un objetivo que en su discurso es servir y en la práctica es servirse.
El poco más de un mes que queda aún veremos cómo al intentar degradar al adversario se degradan así mismos y, sea quien sea el ganador de las elecciones, cómo degradan a lo que serán sus seis años de gobierno.
No es suficiente con que nieguen la presencia de Eukid Castañón en uno y otro bando, se requiere de pruebas. No es suficiente que nieguen que han postulado a presuntos delincuentes, se requiere de pruebas. No es suficiente que se pronuncie en favor de la transparencia, comiencen por su declaración patrimonial. No es suficiente que se digan honestos, prueben que lo han sido.
Tienen, decíamos al principio, poco menos de 30 días para comenzar a cambiar…, ¿les alcanzará ese tiempo?, ¿serán capaces de comenzar a diferenciar los conceptos chapulinear y evolucionar?
Al Margen
Ocupados como están casi todos por agenciarse los votos de la zona metropolitana de Puebla se está pasando por alto lo que ocurre en municipios tan lejanos como San Sebastián Tlacopetec, ahí donde convergen Puebla, Oaxaca y Veracruz. Así nomás: el aspirante del Partido del Trabajo cedió la candidatura a su esposa con la venia, claro está, de la dirigencia partidista... y del Instituto Estatal Electoral.