Las campañas en el Estado de México están a todo lo que dan y, a pesar de ello, el ganador absoluto de todas las encuestas es la intención de abstencionismo que se presenta ya rondando los niveles de 60 por ciento del total del electorado mexiquense.
No importa la encuesta que se elija, si van a cuartos o a tercios; lo cierto es que ni todos los candidatos juntos logran generar el interés de participación electoral en, al menos, la mitad de los posibles votantes de la entidad.
Las razones pueden ser muchas: el desgaste de la política en la ciudadanía, la falta de credibilidad en los políticos, el manejo irresponsable de las instituciones por parte de integrantes de todos los partidos políticos o simplemente el hecho de ya no creer que la política sea una solución que sirva de algo.
Lo cierto es que en lo que se perfila del proceso electoral actual el desinterés de la gente está sobradamente marcado y no sirven las estrategias de "bajo" perfil que en nada abonan a la participación ciudadana sino que, por el contrario, la desalientan.
Si se analizan los mensajes oficiales y no oficiales que se están emitiendo por los distintos canales de comunicación (incluyendo entrevistas y discursos) pareciera que en el Estado de México estuviéramos destinados a elegir al menos malo de las opciones disponibles y no al mejor preparado.
Las propuestas son mínimas y muchas de ellas rayan en las clásicas propuestas de campaña tipo: "les voy a construir un puente y si no tienen río, también se los ponemos" que la población ya sabe distinguir y desecha de inmediato.
Los aspirantes a la gubernatura tendrán un debate que ya está a la vuelta de la esquina en el que se puede prever (sin ser vidente ni mucho menos) una carretada de descalificaciones y acusaciones mutuas que rayarán en lo agresivo pero no profundizarán en acciones claras de gobierno.
De todas las opciones disponibles no hay una que, hasta ahora, dé muestras claras de qué demonios piensa hacer en caso de lograr la gubernatura; las propuestas son totalmente populistas en función de lo que las encuestas dijeron que la gente del Edomex desea sin cuestionar, siquiera, si la gente de la entidad sabe lo que quiere.
El debate de los candidatos se anticipa gris, con uno o dos golpes bajos y varios rounds de sombra pero nada más. Veremos acusaciones que mediáticamente sonarán fuertes pero que no tendrán mayor impacto porque así ha sido la campaña y porque no se ven intenciones ni posibilidades de que cambie.