Con la reforma energética o la fiscal, la administración de Peña Nieto aún tiene la posibilidad de que el tiempo le dé la razón y nos muestre que fueron decisiones correctas, pero con la Estrategia Digital Nacional (EDN) no hay vuelta de hoja: es un absoluto y rotundo fracaso, quizás el más grande.
Cuando se hizo su presentación en sociedad, la EDN parecía un logro seguro para el presidente Enrique Peña Nieto y la responsable de su aplicación Alejandra Lagunes, por la forma en que se construyó el proyecto estaba completado en al menos 60 o 70 por ciento y aún así falló.
No es posible eludir la evidencia. El reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicado el jueves de la semana pasada no da opción a duda alguna sobre los nulos resultados de lo que, en su momento, se presentó como una de las banderas de la actual administración federal.
Según el citado reporte, México ocupa el último lugar en penetración de banda ancha fija de entre los 35 países que integran la OCDE, o sea, tenemos el peor internet de todos, por debajo de países como Turquía, Eslovaquia o Latvia.
Por si eso fuera poco, de estos 35 países el nuestro se ubica en apenas el 30 en términos de banda ancha móvil, a pesar de contar con un importante impulso en el consumo de smartphones y tabletas, la realidad es que el país está en el sótano en lo que a este servicio se refiere.
El tema de la banda ancha no es menor, estamos entrando en la era de las telecomunicaciones, en la era del comercio electrónico, del entretenimiento digital, una época en donde los principales negocios del mundo se encuentran en Internet pero, en México, no hay infraestructura para subirnos a ese tren.
Estamos hablando de un asunto que se ha venido advirtiendo una y otra y otra vez a lo largo del sexenio, si bien es cierto que al inicio de la administración no estábamos tan bien ubicados, la realidad es que nunca nos habíamos encontrado en el 35 de 35 y, lo peor, sin que se vea que la situación pueda corregirse.
Aunque menos escandalosa que el llamado gasolinazo, esto es un verdadero desastre para el país, porque lo aleja de las posibilidades de desarrollo en muchos de los más importantes negocios que hoy en día se realizan a través del ciberespacio.
El fracaso es rotundo, no hay más; la situación nos limita como país para buscar posibilidades de desarrollo a través de los diversos y muy distintos esquemas de negocios que Internet provee y de los cuales, hoy más que nunca, estamos muy pero muy lejos.