“Mi silencio no me protegió.
Tu silencio no te protegerá”
Audre Lorde
Mujeres candidatas: Yulma Rocha, Alma Alcaraz y Alejandra Gutiérrez, sus testimonios son los de nosotras, las otras mujeres.
Yulma y Adriana
(…) ¡Pendeja! Te dije que no podías ir con tu familia sin mi autorización (…)
Durante un año Adriana escuchó esta frase de forma reiterada. Era la voz de su pareja, un hombre que asumía la potestad y superioridad sobre ella por su condición masculina. José aprendió de un entorno familiar y social que ser hombre, era ser macho. A sus 28 años ya ejercía este poder de control y manipulación sobre Adriana. Familia y vecinos fueron espectadores y escuchas de éstas, y otras expresiones durante un año, hasta que finalmente la mató con más de 35 puñaladas.
Una expresión que de forma reiterada escuché en aquel velorio fue “(…) él no era mala persona, solo enojón, nunca vi que la golpeará, solo le gritaba o rompía cosas (…) pero golpes no (…)”. Normalización de la violencia se llama. Naturalización de la subordinación y maltrato a mujeres y niñas. Lo aprendemos y reproducimos sin mayor consciencia crítica de sus alcances.
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El pasado mes de enero Yulma Rocha, candidata a la gubernatura de Guanajuato por MC, denunció por violencia política al denominado influencer Daniel Otoniel Rivera quien se refirió a ella como “pendeja” en un post de su cuenta en la red social X.
Alma y Rebecca
(…) ¿Cuántos reconocimientos necesitamos las mujeres para que se dejen de regatear nuestras capacidades y méritos? (…). Es la pregunta que con tono iracundo y de desbordada impotencia Rebecca esboza frente a una audiencia de jóvenes universitarios que la escuchan en el marco de un “8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer”. Ella como otras tres panelistas que le acompañan han sido invitadas para dar a conocer su testimonio como mujeres destacadas en un mundo de imperantes reglas masculinas.
Se trata de eventos conmemorativos de carácter testimonial que de forma velada y visible reconocen en sus propósitos de organización la necesidad de seguir visibilizando lo irrefutable, la llamada modernidad no ha traído la exigida paridad e igualdad estipulada en ley. No para todas, no siempre.
Rebecca es una mujer que no rebasa los 30 años, profesionista y empresaria ha logrado importantes resultados en ambas disciplinas, incluso superiores a los de varios varones en el mismo gremio. Lo alcanzado a su corta edad no ha sido suficiente. De forma reiterada según comparte en panel, es cuestionado el origen de sus méritos.
“(…) vivimos en una sociedad que sigue promoviendo el síndrome de la impostora para las mujeres, los éxitos, nuestros éxitos devaluados o disminuidos por considerarnos incapaces (…) Y entonces, somos por el padre, por los hijos, por los hermanos, por el esposo, por la pareja, figuras masculinas que nos promueven y nos hacen ¡le llaman micro machismo, yo le llamo macromachismos del aquél o aquéllos que se atreven a cuestionar las capacidades que en lo individual y colectivo tenemos las mujeres (…) Quien nos minimiza, nos teme (…) Sus descalificaciones, su pretendido borrado de las mujeres es violencia, no muy lejana de la feminicida (…) Es odio contra las mujeres, finalmente (…)
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Era noviembre del 2023, Marko Cortés, dirigente nacional del PAN declaraba tan ufano como misógino “…aquí en Guanajuato, Morena ya tiró la toalla, ya se dio por perdido, porque está claro, quién había perseguido la candidatura (Sheffield) y quien todo mundo sabía que podía ser y no fue, está claro que Morena privilegió a otros estados y no al estado de Guanajuato, esto es evidente”.
La descalificación contra la candidata a la gubernatura Alma Alcaraz tuvo un mayor efecto negativo contra el dirigente que contra la mujer candidata a la que pretendió denostar. Un dirigente cuya declaración lo llevó a ser sancionado por organismos electorales, al tiempo de ubicarlo en el obscurantismo.
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Alejandra Gutiérrez, presidenta municipal de León, anunció en días pasados que demandará a los presuntos responsables de publicaciones en redes sociales por atacarla con temas personales y familiares. ¡Que lo haga! es imperativo que no muestre ninguna tolerancia a señalamientos que no tienen relación con su carácter de figura pública y que pretenden colocarla en el escarnio público a partir de su vida privada.
Alejandra tiene frente de sí la oportunidad de reeducar (sin tener la responsabilidad de hacerlo) a medios de comunicación y actores públicos que consideran, en pleno 2024, que el estado civil de las mujeres es materia de la cosa pública.
En el llamado tiempo de las mujeres, exhibir, denunciar y sancionar a los actores y medios sin perspectiva de género y respeto a los derechos humanos de las mujeres será una tarea electoral, para todos los actores involucrados en proceso, tan relevante como la participación y promoción del voto.
Soy Claudia, soy Esther y soy Teresa
Yulma, Alma y Alejandra nos acompañan desde el espacio de lo político en procesos de visibilización y denuncia que las mujeres realizamos todos los días en todos los espacios públicos. No somos tan distintas, y convendrá nos reconozcamos para hacer alianzas necesarias. Una alianza entre nosotras, que a ellas mismas les permitan tener la fortaleza para romper los pactos patriarcales al interior de sus partidos.
Denunciar la violencia de las que son sobrevivientes en los espacios políticos partidistas las obliga a no ser cómplices de las violencias que en sus respectivos espacios y partidos ejerzan sobre otras mujeres. No somos tan distintas, sus testimonios, son y han sido los nuestros.