Política

La tragedia de la ABC en primera persona

El 5 de junio del año en curso se cumplen 15 años del incendio de la guardería ABC, durante este tiempo 49 familias permanecen en espera de una justicia que no llega, una tragedia a la que le atraviesan impunidad, silencios, revictimización, el fracaso indefendible de un sistema de justicia en su conjunto. A 10 años de esta entrevista, poco o nada ha cambiado, invito a la lectura desde la indignación, en primera persona.

* * *

Conocí a Julio César Márquez en 2012, cuando lo invité a Guanajuato a participar con su testimonio en el Congreso Nacional Renacer: “Sí a la vida a pesar de todo” organizado por un grupo de madres y padres de toda la República a quienes une el duelo de haber perdido a uno o varios hijos.

Mi interés por invitarlo era compartido por las y los organizadores. Como en pocos casos, se trataba de un padre de familia viviendo un proceso de duelo que a la postre lo convertiría en vocero de un movimiento social que aglutina a las familias que comparten con él la tragedia de aquel 5 de junio del 2009: el incendió de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, donde resultaron 49 niños muertos y más de 120 menores con quemaduras en todo su cuerpo.

Él era padre del pequeño Julio Cesar, conocido como “Yeyé”, quien tenía casi tres años el día de la tragedia.

Los hijos perdidos

De acuerdo a las cifras que el grupo Renacer ha consultado, y de ello da testimonio la formación de grupos como éste en América Latina y en México, de cada 10 parejas que pierden un hijo hasta 7 se separan o divorcian. De ese porcentaje, 6 mujeres y solo un hombre solicitarán o aceptarán algún tipo de ayuda para sobrellevar tan difícil proceso.

A partir de esta construcción sociocultural de manejo del duelo que privilegia a las madres de familia, por tener “el mayor derecho” de sentir dolor y sentimiento de pérdida, los padres históricamente se habían mantenido al margen del manejo de su propio dolor. Por ello, era difícil pensar en que abanderaran sus causas y las de otros.

Los movimientos sociales organizados por la pérdida de hijos son muy recientes en México. Empezaron en 1977, con madres de familia encabezadas por Rosario Ibarra de la Garza, mejor conocida como Rosario Ibarra de Piedra, quien fundó el Comité Pro-Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, “¡Eureka!” para reclamar la aparición de su hijo Jesús Piedra Ibarra, a quien las autoridades “desaparecieron” en 1974.

Después de Eureka, siguieron Marisela Ortiz y Norma Andrade, madres de familia que formaron “Nuestras hijas de regreso a casa”, una organización de familiares y amigos de las víctimas de los feminicidios en Ciudad Juárez, Chihuahua, que vienen perpetrándose desde 1993.

Razones personales, razones sociales

Había visto a Julio César, de 46 años de edad y de ocupación microempresario, por primera vez en la televisión. Era el año 2009, acababan de enterrar a su hijo apenas unos días antes y él y otros padres de familia encabezaban la primera de muchas marchas para reclamar justicia por los hechos ocurridos en la guardería de sus hijos a las 14:40 horas de aquel 5 de junio.

Justo al inicio de nuestra plática, que me autoriza a reproducir como entrevista, lo primero que le pregunté fue: ¿Qué ocurrió al interior de tu familia, de la sociedad sonorense, para que fueras tú y el resto de padres de familia quienes encabezaran el movimiento, que hizo que los hombres expresaran y reclamaran de esta forma organizada y solidaria la pérdida?

…Estela (se refiere a su esposa, con quien lleva más de 10 años casado, y con quien ha procreado a tres hijos) y yo fuimos a la primera marcha, y luego estuvimos juntos en las que siguieron, hasta la del primer aniversario. Decayó, fue necesario que ella se quedara en casa, así ocurrió con varios padres de familia, yo entre ellos, somos muchos…Los papás decidimos salir, ellas retomarían fuerza. Fue una tregua, sin decirlo, que hicimos entre las parejas.

…En estos cinco años mi familia ha vivido un proceso muy doloroso, mi esposa, mis hijos, yo…seguimos heridos, dolidos, mi esposa ha sido tan fuerte el suceso que la ha llevado a tener una pérdida de salud emocional y mental, ha debido estar internada en hospitales psiquiátricos. Conforme se acerca la fecha de aniversario decae, disociaciones, desmayos… y me temo que esto seguirá…

…Niños con heridas físicas visibles, con quemaduras son 24 niños, con diferentes grados de afectación del 80%, ellos llevan un proceso doloroso y admirable. Nos conocemos y vemos cómo los niños de tan corta edad han debido madurar y sus mamás empleadas únicamente a ellos. Los papás debíamos hacer lo que nos correspondía, apoyarlas a ellas…

Como lo refiere Julio, a cinco años de distancia la tragedia, nada volvió a ser “normal”:

Hay un antes y un después, Hermosillo cambio hábitos en materia de protección civil. Una sociedad apática de pronto se volcó a las calles, todos, sobre todo los hombres nos volvimos más involucrados. Despertó el hermosillense, para entender que era necesaria su participación. Lo entendimos a costa de la tragedia y hemos reforzado el aprendizaje con la impunidad.

…Han pasado cinco años… no somos los mismos, no podríamos ser los mismos. Hace cinco años, prácticamente todos, muchas familias recibimos la peor sacudida de nuestras vidas, perder a un ser amado, tan cercano como es un hijo….de entrada eso te cambia la vida para siempre…Nos duele como si fuera el primer día…

…Cinco años viviendo del dolor, la tristeza, pero en muchos sentidos nos ha cambiado la vida y hemos cambiado nosotros…No se puede ser el mismo, antes y después de una tragedia así, en mi caso abrí los ojos, no podía seguir siendo la persona en su zona de confort”, en la “burbuja de vida” en que vivíamos, donde todo era lo que nos decían los periódicos y donde la crítica era desde la comunidad de la casa… Reconozco que así era, por eso hoy me quito el sombrero ante la gente que hace activismo social por convicción propia, y, quizá sin darme cuanta y sin proponérmelo, he pasado a formar parte de ellos. Lo que le pasó a nuestros hijos fue un proceso de decir, no queremos que le pase a otros niños, no otra tragedia en México. A partir de esto, decidimos dedicar nuestras energías a esto…

A la pregunta expresa sobre su condición de activista social, que lo ha llevado a recorrer gran parte de la República, en foros y conferencias, el Senado, la Cámara de Diputados, visitando a cada una de las fuerzas partidistas, la residencia oficial de Los Pinos en busca de dos presidentes, en un primer momento de Felipe Calderón, señalado por encubrimiento en los hechos, y ahora de Enrique Peña Nieto, quien asumió como compromiso de campaña atender el tema, e incluso acudir y exponerlo ante organismos internacionales, contesta contundente y reflexivo:

…No me considero activista, estamos en un paso natural, no lo pensamos, quisimos ser parte del cambio. Ayuda mucho ayudar. Pienso en mi hijo, su partida injusta y la de 49 niños, no puede ser en vano. Así decidimos yo, mi familia, honrar su memoria. También debo de decirlo, es una cuestión de sobrevivencia, buscar otras motivaciones.

Nuestra lucha se ha vuelto contra un monstruo de mil cabezas, los responsables de lo ocurrido con nuestros hijos. No es una obsesión pensar que ellos (los presuntos responsables, tantas veces enlistados por acción u omisión) deban estar en la cárcel, queda muy claro que si conseguimos que haya justicia y que los responsables paguen de acuerdo a sus responsabilidades, se sentaría un precedente que no existe en México.

En un país lleno de tanta tragedia, donde ha muerto tanta gente a causa de negligencia, de la corrupción, de las malas prácticas y que nunca pasa nada… ¿Cuántas víctimas han quedado esperando justicia? Si conseguimos que haya responsables, esto podría ser esperanzador para este México…

Julio César hace referencia, sin decirlo, a una serie de funcionarios con distinto grado de responsabilidad en los hechos, mujeres y hombres señalados en su momento y al día de hoy todos libres y sin cargos. Destaca el panista Juan Molinar Horcasitas como el artífice del escenario de la tragedia. El Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Arturo Zaldívar Lelo de Larrea le atribuyó, en su proyecto de dictamen sobre los hechos, responsabilidad por el desorden en la operación y supervisión del servicio de guarderías.

Julio César señala lo que cada semana discuten en la mesa, buscar justicia, llamado que se traduce en peticiones concretas:

Como padres de familia lo hemos dicho muchas veces: hablar de justicia es que paguen los responsables, de acuerdo al grado de responsabilidad, pero también al paso del tiempo ha ido cambiado el sentido de justicia. Por el tiempo transcurrido ya nada será justicia. Para empezar, nuestros hijos nunca debieron irse, segundo, el tiempo transcurrido, cinco años de ir contra el Estado Mexicano, omiso, indiferente, cómplice, hace que la justicia sea más irreal que nunca.


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Iovana Rocha
  • Iovana Rocha
  • Activista insistencialista, feminista de lo cotidiano y aprendiz de la prosa intimista. Escribo sobre las historias de vida de las otras mujeres como un acto de justicia y transgresión.
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