Después de que el Parlamento aprobó el proceso para que el Reino Unido salga de la Unión Europea, la Reina Isabel II sancionó la ley que autoriza a la Primera Ministra Theresa May iniciar la separación.
Con este paso, se concreta legalmente el resultado del referendum que se realizó el 23 de junio del 2016 y en donde la voluntad popular se pronunció a favor del Brexit, lo que significó la renuncia de David Cameron, el Primer Ministro que impulsó la consulta y estaba a favor de la permanencia en la UE.
Este resultado fue una sorpresa no sólo para Cameron, sino para el mundo, porque no se esperaba que los ingleses decidieran salir de la Unión Europea, además de que las encuestas señalaban una clara tendencia de rechazo al Brexit.
Así, se da el primer paso en firme para la ruptura con la Unión Europea, siendo el primer país miembro en abandonar esta unión política y económica de 28 naciones.
Gran Bretaña estrechó sus lazos con los países continentales de Europa hace 43 años, con el antecedente de la UE, la Comunidad Económica Europea.
Ahora, a partir de que la Ministra May envíe la carta al Consejo Europeo invocando el artículo 50 del Tratado de Lisboa, se iniciará un proceso de dos años de negociaciones para acordar los detalles que pondrán fin a esta asociación.
Camino difícil para ambas partes, porque las relaciones económicas y sociales entre Inglaterra y la Unión Europea son muy amplias, y terminar con muchas de ellas parece una tarea titánica.
Un tema relevante es el que concierne a los británicos que viven en países del continente europeo, por lo que la Ministra May espera obtener medidas reciprocas para ellos, en la medida que la negociación lo permita.
Es un proceso que debemos seguir muy atentamente, porque a pesar de que no nos encontramos en este momento en una situación similar, cuando inicie el proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en el sentido que sea, habrá ajustes que impactaran en diversos sectores, o en su defecto, una disolución del mismo, ¿no cree Usted?