Cultura

Golpiza a Débora duró media hora

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La homofobia es una realidad que a veces se oculta en las sombras, como sucedió con Jorge —Débora— Torres López, de 45 años de edad, transgénero que fue atacado por cuatro individuos la medianoche del 6 de enero pasado, luego de salir de la estación La Raza del Metro.

Ese día caminó de su trabajo a la estación Balderas del Metro y transbordó hacia La Raza, en cuyos alrededores acechaban sus verdugos, con edades de 30 a 40 años. Los cuatro se turnarían para golpearlo. La paliza duró alrededor de media hora. Los insultos no paraban.

Iba hacia su departamento, cerca de un templo, cuando lo interceptaron. De pronto empezó a sentir los golpes. El primer puñetazo fue en el ojo derecho; se quiso levantar, pero le trituraron los dedos de la mano. “Los golpes más fuertes —recuerda— fueron en el área de los testículos”.

—¿Y te operaron?

—Sí, tuvieron que cortarlos.

Muestra en la pantorrilla izquierda una mancha morada. “Me quedó necrosado, necrosado totalmente”, se queja.

—¿Qué te decían?

—Que personas como nosotros  no debemos existir. Uno de ellos le decía a otro que me marcara, que me desgraciara para no ser tan bella, como ellos dicen. Que si soy hombre por qué finjo ser mujer. Que “a esos se les llamaba maricones, no mujeres, maricones”, repetían.

—¿Cómo fue el primer golpe?

—Lo sentí en esta área de aquí —se toca el pómulo derecho—, que fue el que me tumbó; cuando reaccioné me quise levantar y fue cuando empezaron a jalonear mis pertenencias. De hecho mi blusa la rompieron totalmente. Después siguieron con mi pantalón. Nomás me dejaron en puro bóxer. También se llevaron mis zapatos.

—Te humillaron.

—Me humillaron, me ofendieron; son cosas —Débora Torres solloza— que duele recordarlas. Siento mucho dolor.

—¿Habías recibido amenazas?

—Nunca en mi vida. He visto en la tele, en internet, pero nunca esperaba que me fuera a pasar eso a mí.

—¿Había mucha gente cerca de donde te agredieron?

—A donde fue el hecho no había nada de gente. Como a unos metros de distancia había policías. Ya sé que escucharon mis gritos, pero no se acercaron, no hicieron nada.

—Qué decían los golpeadores.

—Se turnaba uno y luego decían: “Ahora yo, ahora yo”. Y fue cuando escucho a uno de ellos decir: “Písasela para que no vuelva a caminar”.

***

Jorge —Débora— Torres es de Jalisco. Es de estatura alta, tez blanca, ojos cafés.  Usa gorra de beisbolista. Pesaba 120 kilos, pero después de dos meses bajó a 98. “Bajé un buen a base de golpes”, dice con una sonrisa quien vivió en Estados Unidos con su madre, que murió hace tiempo.

Reconstruye los hechos cerca del lugar donde sufrió la golpiza. Y en eso está cuando recuerda lo sucedido a una amiga transexual que hace dos meses fue secuestrada y asesinada, después de salir de la estación Indios Verdes.

—¿Qué pasó?

—Ella tenía un mes que se había operado, venía de consulta, y la agarraron en la noche, la atracaron; la destrozaron; se puede decir que la destazaron, porque le cortaron los senos, le cortaron los glúteos, y aparte le dieron 30 puñaladas.

—¿Cómo se llamaba?

—Casandra, Casandra Olvera. Y hoy me toca a mí. Yo nunca pensé que me fuera a pasar.

—¿Cómo vestías esa noche?

—Como me vestía siempre para trabajar: pantalón de mujer, blusa de mujer, con mis senos, mis bubis, mi gorra y maquillado de mis ojos. Como siempre me arreglo. No venía exhibiéndome.

—Y llegó el odio.

—Hoy me tocó. Sabe Dios hasta dónde va a llegar esta homofobia. Creo que tenemos el mismo derecho que los demás. Ser feliz sea como sea. Nosotros no nos metemos con nadie. Me gusta respetar. He recibido indirectas, pero no les hago caso.

—Y eres libre…

—Y soy libre, sí, no les pedimos nada, nada. Simplemente pedimos ser aceptados como todos los demás.

Deduce que estuvo tirado entre 10 y 15 minutos, y tuvo que avanzar casi arrastrándose a su departamento.

***

Llegó a su cuarto y estuvo encerrado. “Ya después van a buscarme mis compañeros: que por qué se me había hecho tan tarde. Les dije lo que me había pasado. Después fui al doctor. Tardaron horas en ir por mí”.

—¿Y qué le dijiste al doctor?

—Lo que me había pasado. Duré como una semana y media sin poder masticar, porque también me lastimaron la mandíbula. El día que me llevó la ambulancia a la clínica empecé a convulsionar porque yo tenía miedo.

—Finalmente te operaron.

—El doctor trató de salvar los testículos, pero no se pudo. Estuvieron a punto de ponerme una sonda para poder orinar; pero, gracias a Dios, por esa parte estoy bien. Sí batallo para hacer del baño, para orinar; son dolores muy fuertes que no se lo deseo a nadie.

—Te están tratando.

—Sí, me están checando cada tercer día.

 —¿Hiciste alguna denuncia?

—No —cavila—, para qué.

—Porque es un delito.

—Hay varios casos de amigas transgénero o gays, pero la autoridad no hace nada; la verdad, no hace nada. Si en ese momento los policías escucharon, yo sé que lo escucharon, porque no estaban muy retirados cuando les gritaba, ¿por qué no hicieron nada?

Al salir del hospital del IMSS, el reporte médico diagnostica: “Contusión facial y testicular”. “Indicaciones: Alta de cirugía general. Cita para el control del dolor. Recomendamos envío a urología para valoración de trauma uretral. Analgesia ya indicada por neurocirugía”.

Jorge —Débora— Torres laboraba en una tienda de conveniencia. A pocos metros de ahí, en la esquina de las calles Morelos y Humboldt, colonia Centro, la señora que atiende un puesto de jugos y frutas le permitió poner un botecito con una manzana encima y un letrero en el que narra lo sucedido y pide “de corazón un apoyo, ya que no puedo trabajar en nada”.

Es una de las tantas víctimas de la homofobia, algunas de las cuales han sido asesinadas o han quedado con secuelas, como Débora, quien no sabe cuál será el resultado final de su tratamiento médico y ahora pide colaboración para poder sobrevivir. 


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Humberto Ríos Navarrete
  • Humberto Ríos Navarrete
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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