En México solo el 35 por ciento de los residuos se recicla, de acuerdo a Reci-Club, una organización civil que tiene su centro de acopio en la colonia Postal, desde donde promueve “la cultura del reciclaje por el bien común”.
Se hacen llamar reciclubers, comunidad surgida hace más de 20 años, encabezada por Bertha Padilla, una mujer adelantada a sus tiempos, de acuerdo a una de las sucesoras, Miriam Hernández, maestra en Diseño e Innovación, quien dice que en Ciudad de México solo se recicla el 35 por ciento de las 17 mil 800 toneladas de basura que se producen al día, pues los recolectores no se dan abasto para hacer la separación.
Hace dos décadas, “cuando comenzó una aventura llamada Reci-Club, en México la palabra “#reciclaje aún no se escuchaba con tanto poder”, se lee en la red social de la organización, y “en contra de todo pronóstico, Berthis, impulsada y motivada por dejarles un mundo mejor a sus hijos, implementó campañas de acopio de papel en escuelas”.
El proyecto inició con un pequeño centro de acopio en la Narvarte, donde Padilla recibía recolecciones de escuelas, principalmente, pero un día se tuvo que ausentar y más tarde fue retomado por Ángela Pineda y la propia Miryam, ahora con domicilio en el número 146-B de la calle Simón Bolívar, colonia Postal, un pequeño espacio en el que se concentra “una comunidad que genera cultura del reciclaje y fomenta el bien común”.
La historia de Miryam y Ángela se remonta años atrás, cuando eran jovencitas, y es en 2018 cuando toman la batuta para liderar reciclubers.
Con el tiempo, Hernández, entusiasmada en compartir la innovación social, se encarga de crear conexiones, desarrollar nuevos proyectos para hacer crecer la comunidad, así como “capacitar en la separación de residuos, administrar la operación y generar el bien común a través de divulgar la cultura del reciclaje y el consumo consciente”.
En lo que coinciden Miryam Hernández y Ángela Pineda es que tienen conciencia social, dice la primera. “Ella y yo hemos sido voluntarias en diferentes proyectos y queríamos hacer algo para poder generar comunidad y también compartir lo que hemos aprendido durante nuestras experiencias de vida y laborales”, añade Hernández.
Ambas se conocieron hace 15 años, cuando estudiaban en la universidad, y desde entonces se preocupan por el medio ambiente. Después llegaría a sus vidas el proyecto, concebido por Padilla, y más tarde ellas se hacen cargo.
Para pertenecer a la cofradía, comenta Miryam, “solo se requiere tener deseos de aprender y de generar cambios desde el ámbito personal”.
Luego, contactarlos a través de sus redes sociales –ya tienen más de tres mil recilubers- o presentarse en el centro de acopio, o integrarse a sus rutas de fin de semana, que van de Tecamachalco a Ciudad Nezahualcóyotl.
Desde el año pasado han hecho casi mil recolecciones. “Nuestra labor principal es fomentar la cultura de separación”, dice Miryam, y menciona que también incluyen a empresas o negocios.
En el centro de acopio reciben cartón, latas, latas de aluminio, latas de fierro, metales, cables, electrónicos, tetrapack, tapitas y papel.
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En Reci-Club tienen dos alternativas: donación y compra. La donación de los residuos les permite seguir con el centro de acopio. Tienen un esquema de precio solidario con asociaciones civiles.
—¿Son autosuficientes?
—Buscamos que sea autosustentable; la sustentabilidad viene a partir de la compra de los residuos y de las donaciones. Nosotros, la organización, lleva el material a los recicladores o los acopiadores mayoristas para poder revalorar el residuo.
Una de las aspiraciones de esta comunidad es disminuir la cantidad de residuos que no se pueden reciclar.
—¿Y cómo hacerlo?
—A través del consumo consciente y de la cultura de separación. A los reciclubes les indicamos que hay cuatro alternativas antes del reciclaje: reducir, reusar, reutilizar y reparar. El reciclaje es la quinta.
—¿Qué le recomiendan a los consumidores?
—Que somos responsables de la disposición final de los empaques y de los residuos que se generan.
—¿Y qué tanto se ha evolucionado en ese aspecto?
—El trabajo que ha hecho Reciclub en estos años, sobre todo en los últimos tres, ha permitido que más gente haya empezado de cero en su centro de acopio en casa.
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Los fines de semana, integrantes de la comunidad ReciClub salen a recolectar. “Tenemos muchísima participación”, comenta Miryam Hernández. “Hay fines de semana en donde recorremos hasta el mediodía. Nuestra ruta dura entre dos y cuatro horas. Eso permite que más personas se sumen”.
—¿Cuánto cabe al vehículo?
—Tenemos el apoyo de una combi. La capacidad es diferente, dependiendo de los residuos. En cartón es casi una tonelada.
—¿Y lo que más recolectan?
—Pues la proporción de cartón y vidrio es, digamos, un poco mayor que de algunos otros.
—¿Hasta dónde piensan llegar?
—Buscamos generar una cultura de separación lo más grande posible; nuestra ideal es que así como hay tiendas o tienditas en los barrios, que también tengan su centro de acopio. Ese es nuestro sueño.
—¿Ustedes brindarían asesoraría?
—Claro; de hecho hay algunos negocios que han generado pequeños centros de acopio y han participado con nosotros en cómo hacer esa selección.
—¿Cobran por la capacitación?
—Muchas de las actividades que hacemos son por cooperación voluntaria. Creo que una fabulosa idea es que pudiéramos evaluar el conocimiento y cuánto vale, no para lucrar, sino para darle el valor que tiene y a partir de eso vendría nuestra asesoría.
—¿Tienen algún modelo de país?
—No, Reciclub es el resultado de muchas ideas. Tuvimos ideas de Canadá y de cómo funcionan en países de Latinoamérica. Hemos estudiado un centro de acopio en otras zonas, con otros compañeros.
—¿Y con las nuevas exigencias en Ciudad de México de separar la basura, crees que la gente esté cumpliendo?
—Creo que sí. Lo que te puedo decir es que cada vez vienen más personas al centro de acopio; algunos de ellos comenzaron viniendo solos; más tarde han agregado a primos, hermanos, abuelos, a dueños de negocios.
—Y ustedes contribuyen a que se cumpla la ley.
—Creemos que estamos generando una red bastante importante de cultura de separación y promovemos que se cumpla la ley.
—Su tarea también es educativa.
—Nosotros damos alternativas de que sí se puede. Creo que hay muchos paradigmas de la separación; una de ellas es que el camión de la basura todo lo junta o que para qué lo hacen en su casa si va a oler feo, se van a generar insectos, o que no tienen espacio, pero en la medida que hemos colaborado, nos hemos dado cuenta que son mitos y que en realidad sí es posible. Que si se hace un acopio limpio, no huele feo y no es desagradable.
—¿Y de los recolectores?
—La gente del camión sí hace separación lo más que puede, porque generalmente los residuos ya están contaminados. La Ciudad de México es privilegiada: tenemos un sistema de recolección bastante amplio.
El sueño de Miryam y Ángela es que cada barrio tenga su propio centro de acopio y crezca la cultura de la separación en una ciudad donde generamos 17 mil 800 toneladas al día de basura.
Humberto Ríos Navarrete