Hace poco Dinorah Martínez Schulte supo que una empresa refresquera desecharía un brazo robótico y entonces decidió rescatarlo, pues pensó que podía sacarle provecho. Y estaba en lo cierto.
De modo que se apoyó de sus estudios de arquitectura y de robótica, realizados en México, Suiza y España.
Y así inició su hazaña.
Lo hizo acompañada de amigos.
La idea surgió cuando ella estudiaba en Zúrich, Suiza, donde se dio cuenta de la oportunidad que hay sobre la integración digital, tecnología e innovación de materiales; sobre todo, pensó, para encaminarse hacia un mundo más sustentable, más sostenible, con nuevas oportunidades de trabajo.
Esta joven de rostro aniñado, siempre sonriente, de hablar rápido, hiperactiva, apasionada de lo que hace, es arquitecta, egresada de la Universidad Iberoamericana, y, entre 2019 y 2020, estudió una especialidad en Robótica en fabricación digital.

En su laboratorio de la colonia Doctores, donde tiene muestras de productos realizados, Martínez Schulte, también catedrática de la Universidad Lasalle, insiste en que no se trata de reemplazar la mano del hombre, pues también trabaja con artesanos de diferentes partes del país.
La máquina, que tiene la forma de un extenso brazo, era considerada como un desecho; estaba en la fábrica de la empresa Coca-cola, de Ciudad de México, donde cada diciembre renuevan de inventario, entre el que estaba dicho aparato, con 20 años de servicio, a partir de 2003.
Y fue cuando dijeron en la mencionada empresa que era el momento de reemplazarla, y es ahí cuando un proveedor de Manufactura, la joven empresa de la que Dinorah es cofundadora, se las ofrece a un precio tres veces más bajo del original; y lo único que hicieron fue reemplazar algunos motores y dos o tres unidades, y entonces quedó como nueva.
Desde ese momento tenían entre sus manos la oportunidad de innovar materiales, encaminarse hacia un mundo más sustentable y de oportunidades, como dice Martínez Schulte, por lo que comenzaron a trabajar con desechos donados por empresas y con ceramistas de Oaxaca y Zacatecas.
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Dinorah Martínez Schulte es una arquitecta/investigadora, licenciada en arquitectura por la Universidad Iberoamericana.
En el 2016 hizo un intercambio académico en la Universidad de Tecnologìa de Sídney / UTS Sydney en Australia.
Un año después finaliza su programa de especialidad en Código Creativo para el Diseño, Cine y Televisión.
En 2019 obtuvo una beca para participar en el Robotic Atelier, por la Norman Foster Fundación en la ciudad de Madrid, España.
Al siguiente año completó su programa de maestría de posgrado, MASDFAB Master of Advanced Studies in Architecture and Digital Fabrication, en ETH Zurich, Suiza.
Ha colaborado en algunas firmas como Rojkind Arquitectos, Sordo Magdaleno Arquitectos, MAD Arquitectos en China y ENSAMBLE Studio en Madrid, España, el más reciente. Es profesora adjunta en las universidades Iberoamericana y La Salle en Ciudad de México.

Dinorah Martínez se describe: “Desafía los sistemas de fabricación vernáculos y adopta materiales circulares de origen local a través de la fabricación digital y la innovación de materiales”.
Ella es cofundadora y directora de Manufactura —añade en su presentación —, “una fábrica multidisciplinaria de investigación y diseño de producción que estudia la relación entre la fabricación analógica y digital a través de la innovación basada en la tradición, brindando nuevas alternativas para afrontar un futuro construido sustentable”.
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El taller Manufactura está en Laguna, así llamado este lugar cuya dirección está en número 172 de la calle Doctor Erazo, colonia Doctores, también llamado Fábrica de fábricas.
Su espacio no es muy grande.
Además del brazo robótico, que manipula un alumno de Dinorah Martínez Schulte, que a su vez programa la computadora para que el aparto forme una especie de cuadro sobre el piso.
También hay varias muestras de trabajos en realce que ha realizado el brazo robótico, luego de que se suministrara un amasijo que se forma de ciertos tipos de desechos sólidos que la arquitecta recibe en este lugar o que ella misma busca en fábricas.

—Qué hacen con este aparato.
—Lo que hacemos es automatizar tareas; qué automatizamos o qué tareas hacemos: desde manufactura aditiva, que es impresión 3D, manufactura sustractiva, prensado, y también automatización de proyectos o de tareas súper cotidianas, como este gel, o los tejidos.
—¿Cuál es la peculiaridad?
—Ah, y lo más importante: tratamos de que los materiales que utilizamos sean conscientes y responsables con el medio ambiente, totalmente circulares; por ello trabajamos con cerámicas tradicionales o cerámicas locales de México.
—Y con desechos de empresas.
—Sí, muchas empresas tienen exceso de desechos y no saben qué hacer con ellos, y es ahí cuando Manufactura y ellos platicamos, colaboramos, compartimos y tratamos de investigar nuevas salidas para darle una nueva vida a lo que desechan.
—¿Qué es Manufactura, entonces?
—Este no es un proyecto de autoría, sino de colaboración, abierto a diseñadores, artistas, arquitectos, constructores que les interese el tema de la innovación, que estén dispuesto a experimentar; sobre todo lo que brindamos es un tema de conciencia; porque cuando yo, cuando trabajaba de arquitecta en una empresa, algo que no me gustaba es que había un divorcio entre la fase creativa de diseño y mandar a construir las piezas…

Y más todavía:
“No creemos que las máquinas van a reemplazar a los humanos, sino a mejorar sus capacidades, o simplemente acompañarlos, ¿no?, a hacer nuevos procesos que quizás a mano no son posibles, o generan otra salida, y cómo es que se crea una conversación entre las máquinas y el hombre”.
Es lo que destaca y aclara por enésima ocasión esta mujer enfundada en un overol azul salpicado de pintura blanca, voz aguda, complexión menuda pero recia, categórica, con una emotividad reflejada en su rostro aniñado.