Cultura

De Mike Tyson al Yankee Stadium

En este domicilio del pueblo de Santa Fe, alcaldía Cuajimalpa, hay casi veinte mil objetos que reúnen recuerdos de tres décadas. De los años setenta a los noventa. Es un mundo de cosas donde la nostalgia se concentra. Son juguetes, por ejemplo, con los que jugaba Rodrigo Acuña, dueño de Memorabilia Café, quien también acopió aparatos de una época y dulces que consumieron generaciones desarrolladas en ese período.

Juguetes

Coca

Entrar en Memorabilia café es retroceder en el tiempo, pues se trata de un museo dedicado a cosas o productos que durante treinta años fueron comunes en comercios y hogares. Es un museo en cuyo comienzo del recorrido predominan juguetes para rememorar los días, los meses, los años. Una recopilación histórica que llevan a recordar espacios y aromas. Hay aparatos electrónicos, llaveros, empaques, ropa.

Compu

Por allá, en una vitrina, está un short de Mike Tayson, autografiado, y dos butacas del estadio de Los Yanquis. Puro acero fundido. Tocas y sientes el macizo metal. Están numeradas. Por cuántas personas fueron ocupadas. Miles. Millones. Miraron infinidad de espectáculos. Juegos. Cantantes. También tiene su lado triste.

short


Todo aquí es símbolo de una época. O de varias. El tiempo se detuvo en esos productos bien colocados. Como los de esa alacena que Rodrigo abre de par en par. Entonces se hace preguntas. Como si quisiera adivinar la razón del por qué dejaron esos frascos de harina, o condimentos o alimentos enlatados. Era el inicio de la globalización, murmura Acuña.

La idea de esta colección nace hace 16 años. “Yo empecé recuperando mis memorias de regreso”, recuerda Rodrigo Acuña, “y vi lo que me transportaba o me enriquecía cada una de esas cosas, ¿por qué?, pues porque te detonan recuerdos, lugares, personas, todo. Juguetes, papelería, dulces y todo lo que retrata esa gran época. Un viaje en el tiempo”.

Juguetes

Entonces quería compartir un espacio familiar para que vinieran adultos a rememorar su infancia y que mostraran a sus hijos lo que fue el pasado, pero su esposa le recordó que algo fallaba e ironizó:

—Oyes, pues muy familiar no va a ser esto, porque para nosotras las mujeres no tienes nada; Star Wars, por ejemplo, no nos va a traer recuerdos, cuando menos no a todas…

WARS

Entonces Rodrigo cayó en la cuenta.

“Y eso me dio la pauta —recuerda Acuña— de que efectivamente debería conseguir Ositos Cariñositos, Barbies, Rainbow Brite, Ponys, todo lo que fueron las zagas de juguetes muy famosos para las niñas”.


***

Y en el camino fue encontrando, además de juguetes, otras cosas que documentan una época, de modo que ahora lo acompañas en un recorrido por esta casona ubicada en Prolongación Avenida Juárez número 313, Cuajimalpa de Morelos, Ciudad de México, y entonces las miradas topan con una de aquellas maquinitas “de antes”.

“Es muy chistoso —comenta Acuña mientras toca el aparatito— porque con estas maquinitas, además de que nos la podíamos pasar horas jugando, solamente manejabas una rayita; esa rayita era el personaje que movías y con el cual tenías que lograr meter un gol, y con estas flechas esquivar a los contrincantes para hacer la jugada”.

Era un juego sencillo. Ibas avanzando en lograr en el nivel, pero no tenía más, no tenía gráficas, ni un audio sofisticado; en cambio, podías pasar horas jugando con algo así de sencillo. “Cómo han cambiado los tiempos, ¿no?”, suspira Rodrigo, mientras observa la maquinita y comenta que sus hijos, como otros niños, “se aburren en tres minutos”.

En Memorabilia Café hay todo tipo de muñecos, como las cajitas de hamburguesas y los regalos que venían dentro; enseguida, añade, “mis muñequitos de Star Wars, eso fue lo primero, y la saga de GI Joe”.

Y al tener esas piezas en sus manos empezó a recordar su infancia y sentir la emoción de recuperarlas. Hace16 años era complicado adquirirla, no como ahora, que se puede hacer a través de las redes sociales.

—¿Y qué hacías?

—Ir a mercados de pulgas, pero conforme ha pasado el tiempo se ha visto que nuestra generación es muy nostálgica y cada vez se fortalece más la posibilidad y la inquietud de la gente de venir a conocer el museo.

—Y también recibes donaciones.

—Cuando la gente ha empezado a ver que la colección es una cosa seria, que se les da un buen cuidado, un buen espacio, muchos ha decidido donarme cosas que les pertenecían y es súper bonito porque ves el sentimiento y la nostalgia con que vienen y los dejan aquí.

—¿Y qué dice la familia?

—Afortunadamente mi esposa, que es con quien empiezo este viaje, siempre me ha apoyado; mis hijos crecieron con las cosas y al haber crecido con ellos ni siquiera les llama la atención jugarlas, manipularlas; para ellos es normal; con mi hijo trabajo aquí en el museo.

—Es como arqueología.

—Para mi esposa puede ser arqueología; para mis hijos, cosas viejas y aburridas. La realidad es que el niño que se divierte es nuestro niño interior. Ese es el que se la pasa bomba aquí, porque se conecta con las emociones.

Y todo un lugar especial en los estantes; pero hay objetos más especiales que otros, o así parece, como los que están en una vitrina.

“Lo que está ahí enmarcado es un short que vende Mike Tyson con una edición limitada, numerados, y yo tuve la oportunidad de conocerlo en una tienda que vende memorabilia en Las Vegas”, explica Rodrigo, luego de que el visitante pone los ojos de plato cuando observa lo que describe.

—Y lo compraste.

—Sí, y al comprarlo te da acceso a conocer a Mike Tyson. Y lo que yo hice fue ponerle la clave que se usaba en el juego de Nintendo. Mike me preguntó qué era eso y le expliqué que era la clave del juego; entonces le dio mucha risa que me la supiera de memoria.

Y aunque dice no tener joyas, aquí hay algunas que pertenecieron al estadio de Los Yanquis de Nueva york.

“La verdad es que sí son piezas de historia pura —comenta—, porque imagínate todo lo que vieron estas bancas al paso de los años: grandes jugadores de beisbol, conciertos importantes; también fue sede, tristemente, de cosas terribles, de cuando cayeron las Torres Gemelas”.

—¿Lo renovaron?

—El viejo estadio lo demolieron a inicios del 2000 y construyeron otro; y lo que tiran de ese viejo estadio, entre ellos las bancas, algunas personas decidieron recuperarlas y venderlas; yo compré cuatro: en la entrada del museo hay tres y en casa, su casa, tengo una más.

—Y por allá hay una colección de balones.

—La colección es desde el Mundial México 70, hasta el balón de Qatar 2022; son 52 años en balones; cada uno de los distintos mundiales.

Balones

Balones

***

Y te metes hasta la cocina, donde hay un refrigerador, un trastero, un comedor, una alacena, una tele y, entre otras cosas, productos que ya no están en el mercado o que fueron absorbidos por otras marcas.

“Me llama poderosamente la atención es quién guardó eso todos estos años”, reflexiona Rodrigo Acuña, luego de abrir un antiguo armario. “Me siento muy afortunado, porque lo puedo tener; pero me sigo preguntando quién los guardaría: hay cosas cerradas, como cereales, latas de chocolate…”

cocina

—No las alcanzaron a usar o simplemente quedaron ahí.

—Una de las posibilidades es que eran de esas tienditas en lugares apartados de la ciudad, donde lo nuevo que iba llegando se iba rezagando y a lo mejor eran tiendas propiedad de gente mayor que los hijos empiezan a manejar; lo que sea, me parece mágico, sin duda.

—Incluso una pequeña televisión.

—Sí, porque muchas veces comías y veías un poco de tele o te tocaba limpiar la cocina y te acompañabas de una grabadora o del radio. Y como haces la observación: hay artículos que te llevan a la época y eso es justamente la razón del museo: que a partir de este tipo de elementos puedas viajar en el tiempo.

—Y algo de esto también lo publicas en las redes sociales.

—Si, claro; por ejemplo, cuando en las redes publico cosas de cocina, mucha gente comenta que una foto les trae recuerdos y algunos dicen: “Es que me acuerdo del aroma de la cocina de mi abuela cuando estaba preparando este postre, cuando estaba haciendo tal cosa. Entonces es padrísimo ver lo que le puede provocar esto a la gente.

—Es que la memoria te lleva...

—…Los manteles, los jabones; de verdad, es muy interesante ver cómo, incluso, muchas cosas que son genéricas y no solamente en la parte de México, sino de gente de Centro y Sudamérica sobre ciertas marcas que tuvieron una presencia similar en sus países…

Es Memorabilia café, una colección de casi 20 mil productos y objetos con sabor a nostalgia; un museo que remonta a esos años que para muchos fueron maravillosos.

Objetos

DISCO

Humberto Ríos Navarrete


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