En Ciudad de México ha crecido el número de animales de compañía, por lo que el gobierno local construyó un hospital veterinario, donde ha atendido a poco más de 60 mil, incluidos los violentados, como sucedió con Popi, un perro cuya dueña, Yolanda Pérez García, acudió para que lo auxiliaran de urgencia, pues su vecino lo había baleado. El agresor dijo ser policía.
El ataque ocurrió a las 12:20 horas del pasado 24 de septiembre, cuando Popi, un labrador de 15 años, estaba en medio de la calle Villa Hayes, frente al lote 9, manzana 10 B, de la colonia Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, delegación Iztapalapa.
En ese momento llegaba el presunto a bordo de una motocicleta y la estacionó.
El viejo animal lanzó ladridos.
La señora Pérez, de 61 años, observó desde la ventana que el sujeto caminó hacia su domicilio y abrió el zaguán, regresó y volvió a treparse a la moto, luego sacó una pistola de la cintura y, a una distancia de cuatro metros, quiso callar a Popi con un disparo. La mujer bajó del tercer piso para reclamarle, pero el atacante ya se había metido a su casa.
Pérez, enferma de diabetes y con hipertensión, caminó hacia el domicilio del presunto, tocó la puerta y preguntó por él; otra persona negó que estuviera, pero la dueña del perro insistió, y fue entonces que, sin dar la cara, escuchó decir al presunto que cualquier autoridad que intentara hacerle algo tendría que enfrentarse con su miembro viril. O sea.
El supuesto policía fue más allá en sus amenazas y le dijo que se esfumara de inmediato-cuenta Pérez García, quien hizo la denuncia en la Fiscalía Desconcentrada de Investigación en Delitos Ambientales y en Materia de Protección Urbana-, "porque si no me iba a dar unos balazos como a mi perro, por lo cual, al no salir nadie de dicho domicilio, recogí a mi perro de la calle y lo llevé al hospital veterinario..." Del lugar, a bordo de un vehículo, se fue con Popi al hospital, ubicado en la calle Carlos L. Gracidas, casi esquina con avenida Luis Méndez, colonia Santa Cruz Meyehualco, donde el perro fue auscultado por el médico Douglas Sebastián Pinzón Mejía, quien pidió que le hicieran un ultrasonido; después informaron a su dueña que la bala, calibre .22, "le entró por el cuello y salió por las costillas", sin dañarle órganos vitales.
Y mientras acaricia a Popi, que apenas se mueve, la mujer pone en manos del reportero tres fotocopias con una síntesis de la "carpeta de investigación", producto de la denuncia que presentó "por hechos posiblemente constitutivos de delitos cometidos por actos de maltrato o crueldad contra animales no humanos, causándole lesiones que ponen en peligro la vida del animal..."
-¿Y no la han llamado a ratificar?
-Todavía no... Pero antes fui al Ministerio Público de Santa Marta, de por acá, y me dijeron que el animal no se había muerto, que no valía la pena hacer la demanda. Así me dijo una señorita.
-¿O sea que la persona puede seguir disparando?
-Pues dice que es policía, y que tiene influencias, y que la justicia le vale. Así dijo el que disparó.
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El Hospital Veterinario, que depende de la Secretaría de Salud de CdMx, mide 2 mil 200 metros cuadrados, donde 70 médicos atienden un promedio de 120 gatos y perros cada día, además de los que llegan por urgencias y los internados para cirugías, que varían entre 50 y 60.
Hace un año y ocho meses fue construido.
Los animales curados en ese lapso, dice la directora Silvia Viruegas, son poco más de 60 mil, la mayoría entre perros y gatos, y, "poco a poco, los gatos han ido avanzando en su atención, cuando eran animales maltratados y muy olvidados".
Dice que se han percatado del valor que tiene este lugar, "lo importante que es para las familias o algunas personas que se encuentran solas, en su mayoría gente de la tercera edad, o en edad productiva que cuentan con un animal, el cual tratan con mucho cariño, con mucho respeto y procuran darle una calidad de vida".
El problema con los animales son el descuido y omisiones de sus dueños.
Esto genera accidentes o que puedan ser violentados. En 50 y 60 por ciento, agrega Viruegas, llegan por urgencias y atención de pacientes politraumatizados o golpeados.
"Hemos tenido casos de animales apuñalados y envenenados, o que han sufrido lesiones por arma de fuego".
También vienen por otros padecimientos, como cáncer o problemas cardiacos; fracturados o que requieren vacunas, esterilizaciones, desparasitaciones, así como por hospitalización especializada.
-¿Y el costo?
-Es mucho más barato que un particular; a lo mejor lo que puede resultar un poco costoso son los medicamentos, que son de uso veterinario exclusivo; a veces hay cosas que se pueden utilizar de humanos, pero no es nuestro campo, no es nuestra normativa.
-Me decía que este hospital es único en el mundo.
-Es un hospital de especialidades público, único en todos los servicios que da y, sobre todo, en los bajos costos.
El hospital cuenta con sala de espera general, 11 consultorios, entre ellos el de urgencias, seis mesas de manejo, rayos X, ultrasonido, laboratorios y endoscopía, patio de terapia física y rehabilitación, área de cinco quirófanos, uno de estos panorámico, tres áreas especializadas de hospitalización y, entre otros, unidad de cuadros intensivos.
Se le pide un ejemplo de costos entre un particular y este hospital. La maestra Viruegas comenta: "Un estudio de ultrasonido, con el equipo que tenemos aquí, que es de lo mejor, en un particular quizá costará, mínimo, 600, 700 pesos; aquí, 104 pesos; uno de rayos X en dos posiciones, 260 pesos, cuando en otros lugares está por arriba de los 500 o 600 pesos".
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Y aquí, entre varias personas que traen a sus animales se encuentra Israel Lugo, quien está con su perra Nola, la cual tenía un año cuando rodó por las escaleras y se rompió la columna. No puede caminar. La trae envuelta en una cobija.
La médico veterinaria y terapista Alma Otero Varela le da electroterapia para mantener la masa muscular de Nola.
De 2 mil perros que ha atendido, 90 por ciento vuelve a caminar, dice Otero, quien informa que la mayoría de sus pacientes llega con lesiones medulares.
El caso de Nola, una perra criolla, es muy especial: ya no podrá caminar. Por eso su dueño, amoroso, la arropa con cuidado. La trae dos veces por semana.
Tiene un año y medio que lo hace.
En la sala de espera general, Yolanda Pérez García está con Popi, a la que presenta como Popi Pérez García, un perro desdentado.
-¿Y por qué le dio el balazo?
-Pues estaba ladrando mi perro. Él -el agresor- llegó a su casa, abrió su zaguán; en ese momento yo vi que se subió a su moto y pensé que le iba a dar un piedrazo a Popi y no le dije nada, pero al momento agarra y hace así y saca la pistola y le da un balazo.
-La trajo al hospital, y qué le dijo el doctor.
-Que la bala había entrado por el cuello y le salió allá por la panza. Luegoluego lo revisaron y lo atendieron. Le tomaron unas placas rápido y las pagué.
Me dijo el doctor que la bala no le había afectado ningún órgano.
-Y luego hizo la denuncia.
-Sí, ya fui a levantar el acta a Balderas, pero me dicen que está en procedimiento -dice y muestra fotocopia de la carpeta de investigación, que tiene el domicilio de Doctor Andrade 103, colonia Doctores.