En la anterior entrega comenzamos a hablar sobre los grandes bloqueos para manifestar, y mencionamos el cuerpo. Hoy hablaremos sobre el tiempo.
No se puede entender el concepto de tiempo sin asociarlo a la noción del espacio, así la vida transcurre en el espacio-tiempo.
Piénsalo de esta manera: todos tus recuerdos están asociados a un espacio, donde acontecieron ciertas cosas, para que eso sucediera tuviste que mover tu cuerpo por ese espacio, y tomó “tiempo” trasladar tu cuerpo de un lugar a otro.
Así pasa con tus objetivos, cuando tú te planteas un objetivo, sabes que debe pasar cierto “tiempo” para lograrlo, durante ese lapso tendrás que llevar tu cuerpo de un lado a otro para lograrlo, es decir, tendrás que ir a trabajar o a la escuela, levantarte de tu cama, estar en activo. La conciencia del espacio nos produce la sensación del paso del tiempo.
Esta sensación del tiempo pasando por nuestro cuerpo es tan poderosa que se ancla en forma de emoción-sentimiento, así discurren nuestros días, anclados al pasado o esperando que pase el “tiempo” en espera de un mejor futuro.
Si seguimos reviviendo mentalmente errores pasados, fracasos o traumas, nos mantenemos anclados en el pasado y es difícil avanzar hacia una realidad deseada. La negatividad asociada con estas experiencias puede afectar nuestra autoestima y confianza, dificultando la creación de una nueva realidad.
La ansiedad sobre lo que vendrá puede ser paralizante. Si estamos constantemente preocupados por lo que podría salir mal o nos enfocamos en la falta de recursos futuros, nuestra energía se dispersa y no podemos estar plenamente presentes en el momento actual, lo que afecta nuestra capacidad de manifestar con claridad.
Algunas personas pueden tener creencias profundamente arraigadas de que ciertas cosas solo pueden suceder en un período específico de tiempo o que son demasiado jóvenes o mayores para lograr ciertos objetivos. Estas creencias limitantes pueden impedirles aprovechar todo su potencial en el presente.
Tendemos pues a vivir en un delirio, pues el pasado ni el futuro existen en realidad, lo único que está sucediendo es el presente y aunque todo esto es entre metafísico y filosófico, el presente es el lugar donde se crea la realidad. Pero ojo, no es cuestión de vivir el “aquí y el ahora”, como esto que nos han querido vender del vivir el “presente” como un regalo, no.
Eckhart Tolle, en "El poder del ahora", destaca que el tiempo es una construcción mental, una ilusión creada por la mente humana para comprender y organizar nuestra experiencia. La mente tiende a estar en constante movimiento entre el pasado y el futuro, lo que nos lleva a perder de vista la única realidad que realmente existe: el presente. Al estar constantemente atrapados en pensamientos sobre el pasado o el futuro, perdemos la oportunidad de experimentar la plenitud y la paz que solo se encuentran en el ahora.
La apuesta es aprender a vivir, no en el espacio-tiempo, sino en el no tiempo y no espacio. Sé que se lee, permítanme la expresión, medio “jalado de los pelos”, pero ahí suceden lo que llamamos los milagros.
¡Abrazos todos!