Para Mau.
Hace unos días iba a correr el maratón de la ciudad de Celaya. Me propuse este año correr cuatro maratones y ese sería el primero. Días antes de mi participación me enfermé, pensé que sería una gripe y que con un par de días de descanso podría recuperarme. El maratón sería el domingo, el jueves anterior a la fecha estuve en cama con temperatura y aún no sabía si iría a correr, yo insistía en hacerlo y mi hijo de 18 años me dijo: “tienes que destruir tu ego”, esa frase me quedó rondando en la cabeza y, a partir de ello, esta colaboración.
En primer lugar, ¿Qué es el ego?, pues bien, es este constructo mental que toma vida en el subconsciente, en la herencia emocional y que a partir de todo lo experimentado en la edad temprana a través de los sentidos y de la percepción nos hace actuar como actuamos, es decir, nos hace ser las personas que creemos que debemos ser.
Aunque el ego es una parte natural de la psique humana, también puede ser una fuente de sufrimiento y conflicto. Por ejemplo, cuando el ego se identifica con la posesión de bienes materiales, el estatus social o el poder, puede generar ansiedad, envidia y rivalidad. Además, el ego también puede impedir la realización de nuestro potencial y nuestra felicidad, ya que nos limita a una visión estrecha y egocéntrica del mundo.
El ego vive en esta zona de confort multicitada en estos espacios y que todo mundo conoce. El ego es el rey de la zona de confort, difícilmente querrá salir de esta.
Cualquier actividad que requiera disciplina, es observada por el ego como una amenaza a su status quo. El ego, como energía que es, simplemente no se destruye. Esta destrucción del ego no implica literalmente destruirlo, sino más bien trascenderlo, liberarse de su influencia limitante y experimentar una identidad más profunda y universal.
¿Y si el ego no se puede destruir, entonces qué es lo que debemos hacer? Hay que enfrentarlo todos los días y tener victorias contra este sistema de creencias. La disciplina es, quizá, la herramienta más poderosa que existe para enfrentar y derrotar al ego.
Una de las formas más efectivas de destruir el ego es a través de la práctica de la meditación. La meditación nos permite observar la actividad del ego y disociarnos de ella, lo que nos permite identificarnos con una conciencia más profunda y trascendental. De hecho, muchos estudios han demostrado que la meditación puede reducir la actividad del ego en la corteza prefrontal medial, lo que puede llevar a una disminución del estrés y la ansiedad, una mayor sensación de conexión con los demás y una mayor compasión.
En conclusión, la destrucción del ego es un tema importante en el desarrollo personal y la espiritualidad. Aunque el ego es una parte natural de la psique humana, también puede ser una fuente de sufrimiento y conflicto. La práctica de la meditación y el servicio desinteresado son dos formas efectivas de trascender el ego y experimentar una identidad más profunda y universal. Como dijo el poeta Rumi, "El ego es un velo entre el ser humano y la realidad". La destrucción del ego nos permite descorrer este velo y experimentar la realidad tal como es y no como pensamos que es.
¡Abrazos todos!