Hace algunas semanas publiqué un libro que contiene una investigación sobre Desarrollo Personal, la principal razón es compartir conocimiento y sabiduría milenaria y contemporánea de diversos autores.
Y como lo trascendente es comunicar, en esta columna plasmaré algunos párrafos de esa investigación. La pueden encontrar en Amazon bajo el título “Lo que la IA dice sobre desarrollo personal”.
De los múltiples temas que se abordan hay uno que me pareció fundamental, el balance entre la vida personal y la profesional, como si tal división pudiera existir, y que a muchas personas les cuesta esfuerzo encontrar.
Aquí un párrafo de tal segmento: “Elizabeth Gilbert, en su obra "Come, Reza, Ama", nos invita a abrazar la creatividad como una expresión del alma. Ella nos enseña que encontrar equilibrio no es solo administrar el tiempo, sino nutrir la chispa creativa que arde en lo más profundo de nuestro ser.
Imagina tu creatividad como una chispa divina, una llama ardiente que reside en el santuario más profundo de tu ser y que nos guía a reconocer y alimentar esta chispa creativa, convirtiéndola en la brújula de nuestra búsqueda de equilibrio.
Esta chispa no es solo un destello ocasional; es la danza perpetua del alma, una sinfonía de colores y emociones que anhelan expresarse. Es la esencia misma de lo que te hace único, una pieza inimitable en el vasto rompecabezas del universo.
En este baile, cada momento, ya sea en la esfera personal o profesional, se convierte en una oportunidad para dejar que esta chispa ilumine el camino. Es como una paleta de pintura cósmica, y tú eres el artista que decide cómo mezclar y aplicar cada color en el lienzo de tu vida.
Cultivar esta chispa no es simplemente asignar un tiempo específico para actividades creativas, sino permitir que la creatividad impregne cada fibra de tu existencia. Es liberar la mariposa de la imaginación en el jardín de tus días, dejando que revolotee entre las flores de la rutina y se pose en los pétalos de la novedad.
Cada proyecto, cada tarea cotidiana, se convierte en una oportunidad para descubrir el placer en la simplicidad. Es como encontrar la melodía en las palabras cotidianas, pintar cuadros con las pinceladas de tus acciones y esculpir la magia en las interacciones diarias.
Alimentar la chispa creativa es también abrazar la imperfección, entender que en cada trazo desigual de tu obra maestra personal hay una belleza única. No se trata de la perfección, sino de la autenticidad que se derrama en cada esquina de tu vida”.
¡Abrazos todos!