Espectáculos

Teatro desde Chile (II y última parte)

Frente a la inmensidad del mundo por conquistar, Alejandro Magno se enteró de la leyenda. En la ciudad de Gordio, ante sí halló un amasijo de cuerdas que parecía no tener pies ni cabeza, y menos aún la punta donde comenzaba. Ahí escuchó la leyenda: Quien fuera capaz de deshacer ese nudo dominaría esos vastos territorios.

Práctico, hábil, inteligente y decidido como era, Alejandro meditó unos instantes, tomó su espada y partió el nudo gordiano por la mitad. Hecho está, dijo. Y el resto es historia.

Desde ese lejano siglo VI A.C., cuando se está frente a una situación que parece irresoluble, hay que pensar en el nudo gordiano y decidir si no hay que agarrar la espada y de tajo intentar una salida.

Esta historia viene a mi mente mientras “disfruto” de El nudo, una obra que forma parte del festival Juan Radrigán de Quilicura, en Chile, y que plantea una situación aparentemente sin solución.

Y entrecomillo “disfruto” porque El nudo aborda dos historias espinosas: roles de género y abuso de menores, y lo hace en un montaje realmente estupendo, creado por la compañía La mala clase, que desde hace 13 años tiene una intensa labor en aquel país sudamericano.

Seis son los montajes que la compañía ha realizado hasta ahora, mismos que han sido vistos por casi un cuarto de millón de espectadores, en su mayoría estudiantes. “Teatro de calidad para jóvenes espectadores”, es su objetivo central.

Aliocha De la Sotta, fundadora de la compañía, las ha dirigido todas, entre ellas El nudo, obra que formó parte del ya citado festival, que concluirá el próximo 30 de enero.

Luego de un largo trabajo en equipo y de investigación, Isidora Stevenson y Bosco Cayo escribieron esta obra que sucede en un pequeño pueblo del sur de Chile, y que plantea dos historias que, aunque separadas por muchos años, están muy cerca temáticamente.

Armada como si fuera un rompecabezas que va tomando forma frente a los ojos del público, El nudo es un montaje realmente inquietante. Es a un mismo tiempo maravilloso (con dirección, actuaciones, escenografía, vestuario… excelentes), y terrible, pues enfrenta al espectador a dos situaciones que, cual nudo gordiano, parecen no tener salida… a menos que, nuevamente recordando a Alejandro Magno, se tome una decisión inesperada y muy, muy, muy drástica.

Felicidades a La mala clase por este trabajo, tan redondo, tan conmovedor, tan divertido y al mismo tiempo tan terrible. De verdad dan ganas de ver todos sus montajes.

Y felicidades al festival Juan Radrigán de Quilicura, Chile, que por cierto aún se puede disfrutar, gracias a la maravilla del streaming.

Todas las funciones se transmiten a las 21 horas de Chile, y puede accederse a ellas a través de la página: https://quilicurateatro.cl

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Hugo Hernández
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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