El libro Manor, del escritor alemán Karl Heinrich Ulrichs, publicado en 1884, debe reseñarse por el alcance que el texto tuvo (y sigue teniendo) en favor de los amores diferentes, apoyado en un vampirismo bastante singular pero que se convirtió en vanguardia para el activismo de los derechos de los homosexuales, del cual su autor, como tal, luchó tenazmente.
Asimismo él acuñó el término uranismo en sus “Investigaciones sobre el misterio del amor entre varones” palabra que se hizo famosa para nombrar a quien le gustaba el amor del mismo sexo.
Manor se ha convertido en el cuarto vampiro más emblemático de esta literatura iniciada con El Vampiro (1816) de John William Polidori, seguido de Carmilla (1872) de Joseph Sheridan Le Fanu y fortalecida con Drácula (1887) de Bram Stoker, a pesar de que no sigue una secuencia dentro de la cultura vampírica: ser aristócrata, irresistible, maligno, convertirse en animal (Carmilla en felino, una gata negra, Drácula en murciélago, un lobo) alimentarse de muchas víctimas, soportar el sol, engañar.
Cabe aclarar que después del Vampiro de Polidori, hasta llegar a Drácula, aparecieron otros vampiros literarios, y que sobre la obra de Polidori se hicieron óperas, ballets, y hasta una secuela. Idéntico ocurrió después con Drácula en el cine (con la llegada del primer vampiro cinematográfico: Nosferatu (1922) del director alemán Friedrich Wilhelm Murnau) Más ninguno resultó tan trascendente como los cuatro mencionados.
Para relatar la historia de Manor debemos preguntar, otra vez, igual que con Carmilla (texto donde surge la seducción de una mujer por otra mujer) ¿Hoy todavía hay desagrado o incomprensión por los amores diferentes? Si fuera así, acudamos a la Ciencia de la Filosofía con la Moral y la Ética: La Moral es el respeto a las normas de convivencia que las sociedades establecen. La Ética son esas mismas normas pero con la reflexión de si las realizas o no.
Si aún hubiera desaprobación, recurramos al Principio de Tolerancia de la ONU: “Consiste en el respeto, la aceptación y la armonía de las diferencias”
Establecido de nuevo (como en Carmilla) lo que una sociedad madura, sensata y razonable debe poseer, vayamos al relato:
Manor es un cuento enmarcado en el género de terror. La acción ocurre en las Islas Feroé, Atlántico Norte, dice el autor: “Ubicadas equidistantemente de Escocia, Islandia y Noruega.” Un día Har (muchacho de 15 años) salió a pescar con su padre y naufragaron por una tormenta. El padre falleció y Har, a punto de ahogarse, fue rescatado por Manor, otro pescador de 19 años. Nació en ellos una amistad inseparable: “Manor ponía sus brazos alrededor de Har y lo llamaba mi muchacho. Y el muchacho nunca se sentía mejor que entre esos brazos.”
Manor y Har veían los balleneros, deseando embarcarse, uno arribó para reclutar pescadores, lo hicieron, pero la madre de Har no le permitió la partida. Manor se fue solo. Pasado unos meses el ballenero regresó en una tormenta, naufragó en la costa, muriendo todos, incluido Manor: “Har lloraba, lanzándose sobre aquel cuerpo inerte que amaba.” Ese mismo día los enterraron.
Har maldecía a todos los dioses por horas. Una noche algo se deslizó en su lecho: “Sus labios tibios fueron besados por una boca de hielo. No he hallado paz en la tumba -Le dijo-.” En los días siguientes, Har era visitado por Manor: “Sus labios helados buscaron un punto preciso sobre el corazón. Manor succionó. Har se sentía vacío, como si una bestia hubiese drenado sus venas.”
Har se veía enfermo, su madre, preocupada, pidió ayuda. Le dijeron que era un vampiro quien lo atacaba y había que buscar en las tumbas para matarlo. Lo hicieron clavando una estaca en Manor. Cuando Har se enteró, se puso furioso.
Todos creían que Manor había muerto, “Har le dijo a su madre: Manor volvió. Así lo prometió. Vendrá esta noche por última vez. No puedo vivir sin él. Entiérrame en su tumba.” Esa misma noche murió.