Hace años me topé con Manuel Camacho Solís caminando por una calle en la Ciudad de México. Es común allá que la gente influyente o famosa camine la calle pues así llega más rápido que en coche.
He visto así, caminando, a Carlos Slim en las afueras del Museo Sumoaya; y también debo decirlo a muchas guapas actrices por los rumbos de Polanco.
Vi a Camacho. En paz descanse. En esos años sólo era diputado. Me quedé pensando en cómo un hombre que durante el sexenio de Salinas fue tan poderoso se reinventó en un pequeño partido para seguir en la política.
Allí observé que la adrenalina del Poder es el oxígeno de algunos para seguir vivos y que un verdadero hombre del Sistema nunca se jubila.
Es el caso, por ejemplo, de Porfirio Muñoz Ledo, de Manlio Fabio Beltrones, y de Emilio Gamboa Patrón, políticos que durante su larga carrera han sido casi de todo en la historia y en la controversia del Poder.
Allí está también Manuel Bartlett, un político que hace 50 años ya era Director General de Gobierno con Luis Echeverría; que fue Subsecretario con López Portillo, Secretario de Gobernación con De la Madrid, Secretario de Educación con Salinas, Gobernador con Zedillo, Senador con Fox, Senador con Peña, y ahora Director de CFE con López Obrador.
De Gamboa Patrón hay una breve biografía en un libro de Jorge Zepeda Patterson; y de Muñoz Ledo seguro alguien ya la escribe pues es un personaje que da para veinte libros.
De Beltrones y de Camacho no conozco haya biografías.
Pero la de Bartlett urge verla ya publicada.
Porque más allá de las cuarenta o cien casas que ahora resulta que no son suyas hay mucho material hemerográfico donde Manuel Bartlett aparece. Material que es imprescindible que algún periodista o historiador rescate para la memoria generacional.
Información de interés y de dominio público. La portada de Proceso sobre la muerte de Manuel Buendía.
La del agente Camarena de la DEA. La caída del sistema en las tan ríspidas elecciones de Salinas de Gortari, y el control sobre la prensa y el espionaje político del Gobierno.