Nada se ve nada seguro, el panorama está cada vez más borroso con resultados impredecibles que, por otro lado, ya no se pueden tomar como sorpresas ante lo competido del asunto.
Los equipos rompen sus rachas y no hay pronóstico posible: Ravens, que venía desde el año pasado como un trabuco, parece que se desinfla, van mal y de malas con su segunda derrota consecutiva ante unos Titanes que, al contrario, venían de perder. Con esto, los Cuervos se caen a una posición donde apenas alcanzarían a pelear un lugar como comodín rumbo al playoff.
Por igual, Miami cayó ante unos Broncos que no parecían de peligro, y ni hablar de Minnesota, perdiendo ante los Vaqueros que, aunque ya habían avisado con un juegazo frente a Pittsburgh, no parecían del calibre. Ahí sumemos a Green Bay, que no pudo con los Colts y deja a la Nacional muy reñida y en donde la posición de puntero parece que está disponible cada semana. Es un sube y baja que ya no permite ni llenar una quiniela.
La Americana tiene más consistencia al momento, un ejemplo son los Jets, que siguen sin ganar y no se les ve esperanza, pero, ya en serio, está el invicto de Steelers, que van a la cabeza relativamente tranquilos y con un calendario que permite, salvo las malditas lesiones, visualizarlos como primera semilla de la Liga. Esto es ajeno a lo que diga Kansas con una sola derrota y que apenitas, a su más puro estilo, le arrancó un triunfo a Raiders. En ese juego aprendimos a ver la diferencia de un mariscal de campo con temple de acero y capacidad para resolver grandes juegos como lo es Patrick Mahomes, el mejor, libra por libra, de todos los QB’s en la Liga, y a su contraste, un Derek Carr sin confianza y nervioso entregando el ovoide y el juego ante el reto de un drive del gane, demostrando porqué Mahomes trae un anillo… y él no.
Y bueno, la otra frecuencia son las lesiones, que siguen haciendo de las suyas llevándose, entre otros, a Joe Borrow, QB de Cincinnati, quien se quedó sin esperanza de jugar el resto de la temporada y, aunque su equipo no pinta para más, Joe parecía enfilarse directo al premio como Novato del Año. Son varios titulares lesionados y pocos equipos tienen relevos “de lujo” como es el caso de Tysom Hill cubriendo a Drew Brees con el debut como iniciador del QB, P.J. Walker, quien llevó a Carolina a la victoria en otro buen reemplazo, por cierto, este muchacho, que no es un novato en sí, viene de la extinta XFL, demostrando que esa Liga era una buena idea para ampliar el semillero de la NFL. A ver si esta reiteración de lesiones no fomenta más cambios de reglas para protección de pasadores, guste o no, son la posición principal de un equipo, en general, así como un pitcher, si el QB sale mal, el equipo termina mal, esta dependencia obliga a cuidarlos más que a otros jugadores que tienen hasta banca de “refresco” para salir y descansar dentro de un mismo juego.
Así las cosas, los standings se aprietan cada vez más, diciembre será un mes espectacular, es cuando se define el playoff. Esta omelette de ganadores semanales delata la altísima competitividad que hay en la Liga. Hay que reconocer que esto es resultado de los criterios que fomentan que los equipos estén parejos, como es el tope salarial y el control de los novatos, con un Draft hecho para que los mejores jugadores apoyen a los equipos más débiles.
Es un año difícil, pero afortunadamente en lo deportivo, el covid no ha sido mayor obstáculo, ojalá las lesiones se reduzcan y siga la buena competencia.
Y de ahí… a lo que sigue.