Hace nueve años que en Torreón comenzó a discutirse la necesidad de incluir una ciclovía en pleno centro de la ciudad, a través de la calzada Cristóbal Colón, a propuesta de organizaciones de ciudadanos que promueven el uso de la bicicleta como medio de transporte.
La iniciativa de Ruedas del Desierto cobró fuerza más tarde, en 2018, tanto que el Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada manifestó su oposición y comenzó el cabildeo con el entonces alcalde, Jorge Zermeño Infante, para exponerle su inconformidad ante la propuesta de abrir un carril para uso de los ciclistas, lo mismo que los Colegios y las Cámaras empresariales.
Pasaron dos años, llegó la pandemia de covid y la preocupación por abrir ciclovías emergentes en las principales ciudades, en el mundo y en México, para disminuir la presión y las aglomeraciones en el transporte público.
El 19 de enero de 2021, hace casi un año, Zermeño inauguró la ciclovía emergente, prevista para tres meses pero en cuya inauguración el alcalde se comprometió a convertirla en permanente una vez concluido el plazo. Así nació una de las mejores vías ciclistas que tiene esa ciudad, con el apoyo de la Sedatu y de la Agencia Alemana de Cooperación —que además regaló un tótem electrónico contador de ciclistas, instalado en pleno centro— para financiar la consultoría de Bike and City.
Durante su primer trimestre de operación, los hechos viales cayeron en más de la mitad respecto del año anterior, según un análisis realizado por el Instituto Municipal de Planeación.
Cuquis Loya y Eduardo Rentería, dos de sus promotores, recuerdan que les tocó pasar y ordenar a diario las vialetas que por la noche el viento o algún vehículo movían de lugar, hasta que por fin se volvió permanente.
El debate no acabó ahí, pues con la llegada del alcalde priista Román Cepeda revivieron las presiones para quitar esa infraestructura —escasa de por sí— y se anunció que se pondría a consulta su permanencia, la de la ciclovía no la de él.
Omite el alcalde —o peor aún, lo ignora— que poner a consulta una obra destinada a mejorar la movilidad es ir en contra de la Constitución, que incluye ese derecho.
Cepeda se acaba de reunir con grupos de ciclistas pero solo con aquellos que ven la bicicleta como opción recreativa, como un tema de licras y no como una opción real de transporte. Convendría que escuchara otras voces.
Si triunfan las presiones y el lobby automotriz para que el alcalde Román Cepeda retire la ciclovía de Colón, Torreón sufrirá un retroceso que contrasta con los avances que presentan otras ciudades como Oaxaca, Morelia, Culiacán, Monterrey, San Pedro, Toluca, Ciudad de México, Puebla, León y muchas más.
Falta, por supuesto, que los laguneros lo permitan, pues hay voces importantes que desde la sociedad civil se oponen a perder lo poco que se ha ganado en movilidad y en construir una mejor ciudad. Arquitectos, historiadores, urbanistas, el Implan, periodistas y hasta los transportistas que han descubierto la importancia de la bici para complementar su negocio alzarán su voz en contra.
El debate está abierto. Atentos a Torreón.
@hzamarron