Cada época busca sus propios ideólogos, alguien que pueda justificar una forma de pensamiento, que dé razones lógicas, aunque moralmente sean cuestionables, pero que sirvan para defender un statu quo. Mientras tanto, en el espacio público quienes mejor captan el espíritu de los tiempos son los que tienden a prevalecer.
Así ocurre con los propagadores de teorías de la conspiración, como el conductor estrella de Fox News, la cadena favorita de Donald Trump, Brett Baier. Se trata de un reportero experimentado, que conoce bien la política en Washington, pero que en su Reporte Especial de la semana pasada aseguró que la pandemia por el covid-19 se originó en un laboratorio de Wuhan, después que un trabajador infectado llevó el virus a la ciudad, y no en un mercado de animales vivos.
Baier basó su reporte en testimonios anónimos, pero también se cuidó de añadir que la información no era definitiva y que fuentes del gobierno y la comunidad epidemiológica eran escépticos ante esa versión, pero que sí coincidían en que China “suprimió y modificó datos, destruyó muestras, borró informes preliminares para ocultar evidencia de la transmisión accidental del virus”. Su versión circula por las redes sociales y quienes son aficionados a las teorías de la conspiración la comparten sin cesar.
Otro ideólogo popular en estos días entre grandes empresarios es Michael Burry, quien es conocido por haberse enriquecido durante la crisis del mercado de vivienda en Estados Unidos en 2008, cuando anticipó el quiebre del sector inmobiliario.
A principios de abril, Burry se hizo viral porque publicó un hilo en Twitter donde llamó a reabrir la economía de Estados Unidos con el argumento de que las medidas de reclusión causan peores efectos que el nuevo virus, al que equipara con un resfriado común.
Burry estudió medicina pero se dedicó a los fondos de inversión, por eso ahora se convirtió en el principal defensor de la reapertura de los negocios y se ocupa de minimizar la peligrosidad del virus que, tan solo en EU, ha costado 38 mil vidas.
Personaje de película, pues Christian Bale lo escenificó en La Gran Apuesta, filme que retrata la crisis de las hipotecas en EU, Burry se volvió popular entre empresarios mexicanos que llaman también a levantar las restricciones económicas.
Otro ideólogo de moda es un politólogo de Princeton, Jan-Werner Müller, quien se convirtió en el principal crítico del populismo, al que acusa de minar la democracia y el pluralismo.
Müller es muy utilizado por intelectuales y periodistas opuestos al cambio de régimen para desacreditar al populismo, su peor pesadilla, y para equiparar a López Obrador con el primer ministro húngaro Viktor Orbán o con Nicolás Maduro.
Autor del texto ¿Qué es el populismo? califica a regímenes como el mexicano de peligroso y sirve para que las élites que se sienten amenazadas, en un terreno desconocido, activen el resorte del miedo.
Son parte de los nuevos ideólogos que normalizan ideas elitistas, siembran desconfianza en la democracia y esparcen versiones sin confirmar que causan alarma y presionan para quienes solo buscan proteger sus intereses económicos.
@hzamarron