Cultura

Mi esposa es un robot

  • Sentido contrario
  • Mi esposa es un robot
  • Héctor Rivera

Miré hace unos días por ahí las imágenes de un robot al que alguien derriba a patadas para mostrar cómo el bicho electromecánico puede levantarse y reanudar la marcha. Las imágenes están circulando en estos días en compañía de otras realmente impresionantes. La tecnología japonesa ha echado a andar por el mundo en los últimos años un montón de especímenes de este tipo, cada vez más parecidos a los humanos. La industria de la robótica avanza cada vez mas rápido, de manera que parece cercano el día en que nos demos cuenta de buenas a primeras de que nuestro compañero más cercano en la oficina es un robot perfecto, como en las películas de ciencia-ficción donde el cuate más próximo en un largo viaje a las estrellas se convierte de pronto en un amasijo de resortes, tornillos y chips que chorrea un repugnante líquido verdoso mientras pelea en defensa de la misión. Igual alguien lo repara y lo regresa a la vida eterna que, sin duda, anhelan sus creadores para su propio disfrute.

Uno de ellos, Tony Dyson, acaba de pasar a mejor vida hace unos días. Fue el creador de R2D2, el célebre robot de la saga fílmica de La guerra de las galaxias, que era en realidad animado por un actor de pequeña estatura. No solo trabajó para la industria fílmica concibiendo robots infantiloides y una cantidad enorme de gadgets sorprendentes para películas como Estados alterados o Supermán. En un plan más formal, brindó también sus servicios como experto en robótica a las muy poderosas firmas tecnológicas Sony, Philips y Toshiba.

No le faltaba chamba. Las previsiones apuntan a que en los próximos 20 años los robots estarán ocupando prácticamente la mitad de las plazas disponibles en las fábricas, en el marco de un negocio en el terreno de la inteligencia artificial de más de 150 mil millones de dólares. Los reportes económicos sostienen que los robots tienen asegurados espacios de trabajo en el mediano plazo en los terrenos de la defensa militar, los transportes, la industria aeroespacial, la medicina, el transporte, las fábricas y hasta en el mundo de las finanzas. La prioridad, sin embargo, parece estar en la posibilidad de los robots diseñados para asumir el control de las tareas domésticas en los hogares y de las más duras labores en la industria. Por si fuera poco, los especialistas trabajan ahora en el diseño de los "robots sexuales", que estarán en el mercado, según calculan, hacia 2025. Por supuesto, habrá quien se muerda las uñas en espera de un momento que, sin duda, garantiza desde ahora mucha espectacularidad y tal vez también la recuperación de la estabilidad perdida en la vida conyugal de millones de hombres y mujeres.

Pero mientras muchos están echando a volar su imaginación con las más osadas fantasías eróticas, otros estarán tronándose los dedos en espera de un futuro muy cercano en el que las reglas laborales y la economía toda podrían resquebrajarse por la irrupción de los robots en los mercado de trabajo. Si bien es posible que muy pronto nos encontremos como si nada con robots laborando en oficinas, fábricas y hospitales, también habremos de enfrentar devastadoras oleadas de desempleo masivo. Los más siniestros estudios a futuro de las empresas especializadas en economía y trabajo advierten sobre las consecuencias socioeconómicas de un fenómeno equivalente a la Revolución Industrial, que transformó radicalmente en el siglo XVIII cada palmo de la vida de los europeos. Con la generalización de la robótica en el curso de los próximos 20 años se perderán prácticamente la mitad de los puestos de trabajo, pero los empresarios verán incrementada la productividad de sus negocios en 30 por ciento y reducidos sus gastos laborales en hasta 33 por ciento. Para entonces tendremos trabajando en nuestro entorno unos 8 mil robots. De acuerdo con las tendencias serán de aspecto humanoide, voces metálicas y más o menos simpáticos. Estarán ayudándonos en la casa y en la oficina y, si las cosas se ajustan a los pronósticos, andarán rondando nuestra cama.

Aunque los especialistas aseguran que muchos de los puestos de trabajo no habrán de desaparecer necesariamente, si sufrirán transformaciones radicales. Los primeros afectados serían quienes se dedican a la joyería, la agricultura y hasta los carteros. Los periodistas deberían ponerse a temblar también, ya que las previsiones, que contemplan además una progresiva disminución salarial, advierten sobre la pérdida de alrededor del 13 por ciento de las plazas para los reporteros en la prensa escrita.

Tal vez muy pronto estaremos leyendo en los diarios textos firmados por R2D2 o algo así. Quién sabe.

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.