Negocios

Sin estrategias a largo plazo

Un reporte del Banco Mundial señala que México y Brasil, las dos grandes economías latinoamericanas, no tienen estrategias para convertirse en países de altos ingresos y que corren el riesgo de quedar más rezagados que ahora. El reporte se titula “World Development Report” y está dedicado a “la trampa del ingreso medio”. Entre otros puntos, considera el envejecimiento de la población, el remplazo laboral y otros factores que condicionan el desarrollo. Y aunque en este caso se habla de las economías mexicana y brasileña, en realidad podríamos incluir prácticamente a todos los países latinoamericanos porque son compañeros del mismo dolor: carencia de rumbo estratégico más allá del corto plazo.

De acuerdo al reporte, los países de renta media que avanzan hacia un estadio superior ponen énfasis en la inversión en el capital humano, el aumento de la productividad, el aumento de la fuerza laboral y de las proporciones de la producción destinadas a las inversiones públicas y privadas. Esto es lo que hacen los países como estrategia a largo plazo para mejorar sus niveles de ingreso y superar la condición de renta media.

Basta con una mirada superficial a la inestabilidad política latinoamericana, a los cambios de rumbo, de condiciones y de estrategias para concluir que la visión de largo plazo escasea y que vivimos en economías enamoradas del corto plazo, de los resultados que se pueden ostentar rápidamente. En el libro ¿Y ahora qué? Itinerario de la eterna desilusión política en América Latina, de Benjamín Fernández Bogado, el autor dice que las inversiones de los gobiernos latinoamericanos se realizan pensando en la siguiente elección y no en la siguiente generación. Por eso se construyen edificios, se arreglan parques y se inauguran puentes en lugar de destinar más recursos a educación o salud.

Pensar en el largo plazo implica una renuncia a lo efectista, a lo que asombra en el corto tiempo y a los respiros temporales para asumir un reto mayor: lograr resultados sostenibles que cambien el escenario y garanticen una mejor condición de vida para la siguiente generación. Cuando Singapur decidió dejar de ser una isla de piratas para convertirse en un país desarrollado, la principal apuesta fue la educación. Y aunque los resultados no fueron inmediatos, en menos de cuarenta años pasaron a ser una de las principales potencias económica del mundo. Es decir, una generación creció prácticamente en la miseria pero la siguiente generación tiene uno de los mejores sistemas educativos del mundo y goza de un desarrollo humano impensable hace tan solo algunos años.

El Banco Mundial se queda corto en su reporte. No sólo le falta estrategia a un par de países, sino que América Latina carece de la visión a largo plazo, de la planificación en el tiempo y de la apuesta por lo que realmente construye prosperidad: la inversión en la gente, en la educación, la salud, la ciencia y la investigación. El gran reto es comenzar a construir hoy lo que le tocará a la generación del mañana.


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Héctor Farina Ojeda
  • Héctor Farina Ojeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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