Negocios

Mensajes al futuro

“Los niños son los mensajes vivientes que enviamos a un futuro que no habremos de ver”. Esto lo dijo el sociólogo Neil Postman como una manera de llamar la atención sobre la importancia de educar a las generaciones para que estén en condiciones de enfrentar retos. La frase me sonó a contraste cuando leí que que sólo uno de cada tres niños de todo el mundo es capaz de leer y comprender una historia sencilla, de acuerdo a una advertencia de el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). La pandemia agudizó los problemas educativos a nivel mundial, ya que produjo una disminución del alcance de la educación y de la calidad de lo que se enseña y se aprende.

Cuando pensamos en la educación de ahora y la confrontamos con las necesidades de un futuro incierto, la gran pregunta es si estamos preparando con suficiencia a las generaciones jóvenes para los empleos del futuro, las demandas de un mundo complejo, las urgencias de un escenario en constante cambio y para la innovación permanente. Muchos de los estudiantes que hoy están en el sistema educativo -o fuera de él- tendrán ocupaciones que todavía no se han inventado. Y eso nos confronta con la necesidad de que se enseñe a aprender en todo momento, a innovar, a ser creativos y a reinventarse como parte de su rutina.

El mercado laboral se está transformando en forma acelerada, con la digitalización, con el reemplazo de mano de obra por la Inteligencia Artificial, así como por la migración hacia la economía del conocimiento. Y esto afecta a todos: los trabajadores adultos que deben adaptarse a los cambios, a los jóvenes que se están incorporando al mercado, y a los más jóvenes que están en etapa de formación y que dentro de algunos años ocuparán puestos en el mundo laboral.

Mientras empleos tradicionales desaparecen y en contrapartida surgen oportunidades que demandan nuevos conocimientos y habilidades, se levantan voces agoreras y casi apocalípticas sobre la cantidad de puestos que se perderán en manos de los robots. Y también se vislumbran oasis promisorios: el 80 por ciento de los empleos será reemplazados por carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) en 2030, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pero también habrá gran demanda de habilidades blandas, de pensamiento crítico, de empatía y de capacidad de trabajar en equipo.

Pensar en el futuro ya no es algo lejano. Es ahora. No son los tiempos de Postman visualizando futuros lejanos. Los mensajes que enviamos al futuro están hoy en cada salón de clases, en cada estudiante, en cada joven y en cada trabajador o trabajadora que debe aprender algo valioso para que le vaya bien en el mundo laboral. Es en la educación en donde configuramos gran parte del futuro y es ahí en donde podemos desarrollar mejores estrategias no sólo para el trabajo sino para enfrentar males como la pobreza, la desigualdad, la injusticia, la exclusión o la precariedad. El futuro es hoy. Y ya vamos tarde.

Héctor Farina Ojeda
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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