Negocios

La pobreza y el olvido

Vivimos en un mundo más rico que en ningún otro momento de la historia, al menos en términos financieros, pero hay más pobres y más hambrientos que hace diez años. Esto lo dijo hace unos días Achim Steiner, responsable del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) al advertir que la recuperación de las economías luego de la pandemia de covid 19 está ampliando la brecha de la desigualdad. Aunque a nivel mundial se puede hablar ya de la recuperación de las economías, los segmentos más empobrecidos se están quedando rezagados y esto genera una gran preocupación en el organismo internacional.

De acuerdo al PNUD, en las últimas dos décadas previas a la pandemia se había producido una mejoría importante en cuanto a los ingresos, la esperanza de vida y la educación. Pero la pandemia no sólo le puso freno al proceso sino que cuando los motores se reiniciaron dejaron atrás a los segmentos más necesitados. Y esto marca una diferencia notable entre los países con mayores niveles de desarrollo humano como Suiza, Noruega e Islandia frente a sus pares africanos Somalia, Sudán del Sur y República Centroafricana. En la mitad de los países menos desarrollados de todo el mundo, la recuperación de la economía no se ha logrado hasta ahora.

Si pensamos en las recuperaciones desiguales y en el olvido a los que se encuentran en condiciones de pobreza, en América Latina sabemos muy bien de qué trata la historia: somos el subcontinente más desigual del mundo, los niveles de pobreza se mantienen elevados y alcanzan a más de 200 millones de personas, al mismo tiempo que la informalidad, la insuficiencia de empleos de calidad y los bajos salarios limitan la movilidad social a tal punto que salir de la pobreza y llegar a los lugares más altos de ingreso parece una cuestión azarosa.

Antes de la pandemia ya había malestares sociales debidos a la desigualdad y la pobreza en varios países latinoamericanos. Y esto no ha mejorado pese a la sensación de recuperación porque no es una recuperación pareja: la desigualdad se sigue ensanchando y esto significa, fundamentalmente, que millones de personas en pobreza se están quedando ancladas en la precariedad. No es una situación novedosa sino más bien recurrente. En tiempos de bonanza como en tiempos de crisis, la pobreza se ha mantenido y la desigualdad ha crecido.

El gran reto latinoamericano sigue siendo encontrar la manera de hacer que la generación de la riqueza no implique el olvido hacia los segmentos desprotegidos, que una mejoría transitoria no se disfrace de buenos indicadores para ocultar la inequidad y el empobrecimiento de la gente. Tenemos que encontrar la manera de que el acceso a la educación, la salud, los empleos y la calidad de vida sean más probables que el olvido. Y estas probabilidades se construyen con mejores presupuestos educativos, con más inversión en salud, en ciencia y tecnología, y con una planificación a mediano y largo plazo en donde la gente sea la referencia. Es tiempo de recuperaciones y crecimientos, pero sin olvidar a los que nos necesitan.


Google news logo
Síguenos en
Héctor Farina Ojeda
  • Héctor Farina Ojeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.