Negocios

La informalidad y el reto pendiente

Si uno busca en las promesas de campaña o en la lista de retos importantes para la economía, seguramente se topará con anuncios e iniciativas para disminuir la informalidad y procurar que millones de trabajadores tengan condiciones formales: seguro social, prestaciones, estabilidad e ingresos ciertos. Pero ni la economía formal ni los empleos mal pagados e inestables han retrocedido en América Latina, salvo mínimas excepciones, y esto se convirtió además en un problema de salud con la pandemia de covid-19: sencillamente, millones de trabajadores no tuvieron ni tienen posibilidades de quedarse en casa.

De un total de 292 millones de trabajadores en América Latina, 158 millones trabajan en condiciones de informalidad, lo que equivale al 54 por ciento promedio en la región, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Y de este universo, el 90 por ciento de los empleados en la informalidad, es decir 140 millones de trabajadores, están siendo severamente afectados con una disminución de sus ingresos debido a la pandemia. Pero las estimaciones más duras son las que dicen que los trabajadores informales perdieron el 60 por ciento de sus ingresos debido a la crisis, en tanto el porcentaje llega a 80 por ciento en los países latinoamericanos.

En el caso de México, antes de la contingencia había más de 31 millones de trabajadores en la informalidad, lo que equivale al 57% de la población trabajadora. Ante este panorama, la desigualdad se muestra con toda su crudeza: los informales no solo carecen de las condiciones de seguridad e ingresos estables, sino que no tienen como opción quedarse en casa para no contagiarse de covid-19, no tienen ahorros para dejar de trabajar o para enfrentar una contingencia -como enfermarse en tiempos de pandemia- y tampoco tienen las credenciales para aspirar a los mentados créditos. Al contrario, la opción que parece más real es la pobreza: la OIT estima que el 90 por ciento de los trabajadores informales podría quedar en la pobreza debido a la pandemia.

La cuestión es más complicada de lo que parece: en tiempos de bonanza no se logró disminuir la informalidad, por lo que en tiempos de crisis es mucho menos probable que haya cambios favorables. En los últimos 30 años la economía mexicana tuvo un crecimiento mediocre cercano al dos por ciento en promedio, y con esto no mejoraron ni la distribución de ingresos, ni los salarios ni las condiciones de los trabajadores. Más bien se llegó a un grado elevado de precariedad laboral en un mercado desigual en el que mucha gente optó por el empleo informal en vistas de que el sector formal no generaba suficientes oportunidades.

La crisis económica derivada de la crisis sanitaria nos dejará más pobreza, más desigualdad, más informalidad, más empleos precarios y más necesidades sociales por atender. Antes había un reto de disminuir la informalidad. Ahora el reto es extraordinario: rescatar a los que perdieron empleos, recuperar los ingresos y formalizar los empleos. Suena lejano, pero hay que hacerlo. 



@farinaojeda

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Héctor Farina Ojeda
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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