La demanda de habilidades para los empleos del futuro nos ubica en dos planos muy interesantes: por un lado la parte tecnológica y especializada que apunta a los puestos vinculados a la inteligencia artificial, la ciencia de datos y las energías renovables, entre otros; y por otro lado la necesidad de habilidades blandas: pensamiento crítico, creatividad, liderazgo, resiliencia, influencia social, comunicación asertiva, capacidad de aprendizaje permanente, etc. En un mundo cada vez más tecnológico y con un mercado laboral sacudido por la inteligencia artificial, el capital humano es lo más importante, lo que más se requiere.
En este sentido, el informe sobre Futuro del Empleo 2025, del Foro Económico Mundial, dice que para la región de América Latina y el Caribe se prevé un incremento importante en la demanda de analistas de datos, especialistas en inteligencia artificial y aprendizaje automático. Pero al mismo tiempo hay una necesidad de habilidades blandas como el liderazgo, la influencia social y la resiliencia. El informe dice que el 84 por ciento de los empleadores latinoamericanos planean mejorar las habilidades de sus trabajadores para atender las demandas en lo digital y tecnológico.
En el caso de México, el 63 por ciento de las empresas considera que la robótica cambiará el mercado laboral en esta década, pero esto no representará que todo será automatizado sino que habrá mayor demanda de habilidades humanas: 73 por ciento de las empresas consideran que se necesitará más resiliencia, flexibilidad y agilidad por parte de los trabajadores, en tanto el 77 por ciento espera que se requiera más pensamiento creativo y el 70 por ciento que el liderazgo y la innovación sean las habilidades más cotizadas. La tendencia viene desde hace años y es muy curiosa: los empleos del futuro parecen más relacionados con las ingenierías y las ciencias exactas, pero las habilidades blandas que se cotizan son las que se aprenden y desarrollan en las ciencias sociales (cuyo mercado laboral no es el mejor).
La gran preocupación para América Latina es que la calidad educativa no es la suficiente para formar a las generaciones con miras al futuro de la economía y los empleos. De acuerdo a los resultados de la prueba Pisa 2022, los estudiantes latinoamericanos se encuentran en la mitad inferior del ranking de calidad educativa: en matemáticas, en lectura y en ciencias estamos por debajo de la media. Tres de cada cuatro estudiantes tienen bajo desempeño en matemáticas, en tanto la mitad de los estudiantes no tienen habilidades básicas de lectura.
El desarrollo de las habilidades blandas para el futuro del trabajo es un problema educativo. No sólo hay que mejorar los niveles de lectura y de comprensión sino la capacidad de aprendizaje permanente, de comunicación y de solucionar conflictos. Tanto el pensamiento crítico como el creativo deben potenciarse desde la educación porque el mercado no lo hará. Este es un tiempo que nos exige invertir en la gente, en su educación, porque de ello depende lo que pase en el futuro.