El valor de la exportación de bienes de países latinoamericanos tendrá una caída del dos por ciento en 2023 a consecuencia de la debilidad en el comercio internacional, de acuerdo a los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El organismo dice que si bien habrá un incremento del tres por ciento en el volumen de las exportaciones latinoamericanas, esto no será suficiente para compensar la caída del cinco por ciento en los precios. En otras palabras, los países latinoamericanos venderán más al exterior pero cobrarán menos porque el valor de los bienes ha disminuido.
La Cepal dice que el impacto mayor se verá en los países que son exportadores de hidrocarburos y de productos agrícolas. La situación no solo ya es conocida para los latinoamericanos sino que ya se parece a un dejavú constante que nos confronta con el viejo problema de la dependencia de pocos rubros de exportación y de la volatilidad de los hidrocarburos y los productos agrícolas. En América Latina nos hemos anquilosado en el viejo modelo de exportación de materia prima y en la dependencia de algunos rubros que se dan naturalmente en el territorio: el cobre, el estaño, el gas, el petróleo, la soja, el trigo, etc.
Cuando en las recomendaciones de los estudios o de los expertos aparece la necesidad de diversificar la oferta exportadora parece que lo que se entiende es que hay que cambiar pero no hay apuro, que todavía se puede seguir explotando la veta interminable de recursos naturales de una región naturalmente rica. No sólo se ha demorado mucho la reinvención necesaria de las economías sino que el modelo extractivista ha causado estragos en lo ambiental, en lo económico y en lo humano.
Bajo la lógica de la dependencia de pocos rubros y de la sobreexplotación, queda claro que el enriquecimiento rápido y el éxito efímero guían muchas de las acciones económicas, aunque bien sabemos que en el mediano y largo plazo no sólo no solucionan los grandes problemas de fondo sino que los incrementan. Hoy vivimos la paradoja de que América Latina es una región rica en recursos naturales y humanos pero es la más desigual del mundo, con regiones completas sumidas en la precariedad y con más de 201 millones de personas que viven en condiciones de pobreza.
Cuando la Cepal advierte que el valor de las exportaciones de hidrocarburos y productos agrícolas caerá este año, no hay que hacer una lectura literal sino una de fondo: nos están diciendo que el viejo modelo que no hemos cambiado nos sigue teniendo a merced de los vaivenes de precios, a merced de cualquier cambio en el mercado, de tormenta, un huracán o algún efecto del cambio climático. La lectura de fondo es que la diversificación de la oferta exportadora y la migración hacia la economía del conocimiento era para ayer.
No conozco nada que cambie más la economía que la educación. Y la cambia para bien, para el sentido del conocimiento y la equidad, para la innovación y el futuro. No es el precio de las exportaciones, es el valor de la educación.