Cultura

Sonrisoterapia: El salario emocional

  • Psi y que
  • Sonrisoterapia: El salario emocional
  • Héctor Cerezo Huerta

Dicen los coaches "esos chamanes con corbatas- que sin importar el tipo de organización en la que ejercemos un trabajo profesional y sin distinción de la posición que ocupemos, recibimos dos salarios. El primero; económico, que permite adquirir o cubrir "simples" bienes y servicios. El segundo, es el salario emocional y se relaciona con la motivación, comunicación y tiempo que los colaboradores requieren para incrementar su bienestar. Así pues; actividades de cultura y ocio, descuentos, cajones de estacionamientos, flexibilidad horaria, vacaciones, reducciones de jornada, oportunidades educativas, planes de vida y carrera o igualdad de oportunidades son beneficios que llenarán de felicidad al colaborador ¡Porque un empleado feliz, vende felicidad! Su miseria no cesa y rematan balbuceando que: "Si bien el salario monetario atrae, es el salario emocional el que retiene el talento". Aclaremos algunas falacias. El salario emocional constituye una obligación estructural de las organizaciones y no una dádiva. Kantianamente hablando, para que el colaborador disfrute una vida digna; uno de los requisitos nucleares es que nadie nos instrumentalice como un objeto, sino que seamos tratados como fines y no como medios. Por ello, los ideólogos del neoliberalismo jamás comprenderán que el empleo es una modalidad que adopta el trabajo en una etapa histórica, pero no son sinónimos.

Un trabajo remunerado, implica un conjunto de relaciones sociales, de equilibrios de fuerzas y un modo concreto de autorrealización. En este contexto, hasta el "salario emocional" está reducido por la plusvalía de la que se apropia el mismo capital. La lógica dicta entonces que, el salario emocional sólo funcionará cuando la base económica está bien asentada y no se utilice como un banal dispositivo que haga sentir "necesario" al colaborador mientras se le explota, subcontrata y maquilla la ausencia de sueldos competitivos. Productividad y "engagement" (compromiso) se asocian a múltiples variables que van más allá del prestigio de la marca empleadora y de las condiciones propias del empleo (LinkedIn, 2016). Por eso, el capitalismo salvaje, añora un mundo en el que los seres humanos, el trabajo, las cosas y las emociones, puedan ser sustraídos a la condición de mercancías por parte de mercenarios para tratarnos como meretrices. De hecho; mercancía, mercenario y meretriz, interesantemente provienen de la misma raíz etimológica. ¡Qué casualidad!

Las organizaciones confunden la vida laboral con la vida personal; lo que está en juego es la gestión ética de personas. ¿Hacer feliz a los trabajadores? En infinidad de empresas ni siquiera tratan educadamente. Si tienes la oportunidad de contar con un empleo más o menos formal, sabrás que las organizaciones están más empeñadas en protegerse, que en cumplir la Ley Federal del Trabajo. ¿Salario emocional? ¿Peso-emociones o Bitcoins-sonrisas? Al final, quizás asciendas por tu docilidad y no por tu esfuerzo. Lo "emocional", no pagará las cuentas, pero eso sí, podrás sentirte reconfortado en medio de la miseria.

@HectorCerezoH

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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