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Anatomía del engaño: “Si lo crees lo creas”

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  • Anatomía del engaño: “Si lo crees lo creas”
  • Héctor Cerezo Huerta

Quise usar la hipótesis de los tres registros de la experiencia humana de Lacan: Lo imaginario, lo real y lo simbólico para explicar la falaz y persuasiva frase: "Si lo crees, lo creas"; un condicional discursivo explotado desde hace varios años por la industria espuria del desarrollo humano y la autoayuda. El origen de la frase es difícil de rastrear, pero puede atribuirse a Jesse Jackson y Rhonda Byrne, autora del libro: "El secreto", un verdadero manual del engaño que, para variar, usa la bandera de la felicidad y la riqueza, afirmando que el "poder" del pensamiento es capaz de convertirse en una realidad tangible.

Para lo imaginario, pensemos en el enamoramiento. Cuando estamos enamorados de alguien, creamos una imagen del otro. Sin embargo, nunca pensamos que el amante en turno, puede eructar, tiene caspa o emite unas orquestosas y olorosas flatulencias. Enamorados excluimos una serie de características que consideramos indeseables y jamás interactuamos con lo real, sino con esa imagen virtual que hemos creado. Solo si los amantes se toleran, transitarán del enamoramiento al amor. Para lo simbólico, pensemos ahora en la "autoridad". La autoridad paternal funciona solo cuando es pura amenaza. Si la autoridad se ejerciera mediante patadas, bofetadas y gritos se convertiría entonces en una muestra de impotencia. La paradoja es que lo virtual debe permanecer virtual para tener efecto en la realidad. Recordemos como nuestros padres ni siquiera nos gritaban; nos instigaban a distancia con una mirada contundente.

Nuestras creencias son simbólicas. Hay muchas creencias en las que nadie cree, pero las mantenemos para no disgustar. La gente que cree en "Dios" no cree en los Reyes Magos cuando ya tiene 20 años. Si a ellos les preguntara '¿por qué no crees en los Reyes Magos y sí crees en Dios?' podría generarle molestias. Al creer en los Reyes Magos, padres y niños saben que no existen, pero mantienen la ficción para no frustrarse. Igual sucede con la democracia en México. Nadie en su sano juicio cree en ella, pero todos mantenemos las apariencias. La paradoja es que las creencias aun siendo concepciones ideológicas y emocionales; actúan como guiones conductuales, pero no modifican la realidad. Para lo real, es importante aclarar que representa aquello que no se puede expresar como lenguaje, porque al hacerlo, pierde su esencia. Más bien, lo real se combina con lo imaginario y lo simbólico. Así pues, la frase: "Si lo crees, lo creas", representa un sutil fenómeno de totalitarismo ideológico y comunicación persuasiva (Petty y Cacioppo, 1986), pues al recibir un mensaje podemos realizar un análisis racional (ruta central) o proceder de forma casi automática (ruta periférica). Cada elección, implica diferentes cantidades de esfuerzo cognitivo determinados por la motivación del sujeto. De hecho, como afirma Briñol et al (2004) cuando la gente se afirma a sí misma se vuelve más vulnerable a la persuasión. ¿Si lo crees, lo creas? Más bien, somos lo que dejamos en los otros (Mastretta, 2016).

Twitter: @HectorCerezoH

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